null Sector sanitario, agente líder en sostenibilidad ambiental

Sector sanitario, agente líder en sostenibilidad ambiental

Evaluar y comunicar el comportamiento ambiental por parte de una organización ha pasado de ser una opción voluntaria a convertirse en un requisito si no obligatorio, si muy recomendable, en una sociedad tendente a la descarbonización.

La Comisión Europea, a través de su “Hoja de ruta hacia una Europa eficiente en el uso de los recursos”, se ha comprometido a establecer un enfoque metodológico común que permita valorar, presentar y comparar el comportamiento ambiental de productos, servicios y empresas sobre la base de una evaluación exhaustiva de su impacto ambiental en todo el ciclo de vida.

Palabras como prestigio, excelencia empresarial, posicionamiento o liderazgo no se pueden disociar de sostenibilidad, transparencia, responsabilidad, implicación social o proactividad.

Según la Organización Mundial de la Salud, los factores ambientales son responsables del 24% de la morbilidad mundial y del 23% de la mortalidad. El objetivo de la Medicina ha sido, y es, salvar vidas y prevenir la enfermedad, por consiguiente, debe ser su prioridad intentar frenar estos porcentajes, comenzando por hacer frente a una importante amenaza para la salud, que modifica la manera en que debemos considerar la protección de las poblaciones, el Cambio Climático.

Consecuencias del calentamiento global como fenómenos meteorológicos catastróficos, variabilidad en la distribución de los brotes de enfermedades infecciosas o la proliferación de enfermedades emergentes, por citar algunos ejemplos, son patentes y reales. El aumento de víctimas de desastres naturales, fallecimientos por olas de calor, incremento de casos de cáncer de piel o cataratas, una mayor incidencia de trastornos respiratorios y patologías asociadas a la contaminación, ocupan cada vez con mayor frecuencia periódicos y noticias.

La OMS, consciente de esta realidad, cuenta con un plan activo para proteger la salud del cambio climático y propone para ello diez acciones prioritarias. Algunas de estas acciones son el fortalecimiento de la capacidad de adaptación del sistema sanitario, mejorar los conocimientos sobre las amenazas para la salud relacionadas con el clima, predicar con el ejemplo o el cálculo y reducción de la huella de carbono.

Como escribieron miembros del Grupo Orgánico de Seguridad Sanitaria y Medio Ambiente de la OMS en el American Journal of Preventive Medicine, “El sector salud es uno de los sectores de la sociedad que más confianza y respeto suscitan, y también uno de los mayores empleadores y consumidores de energía. Esto es a la vez una responsabilidad y una oportunidad de ser uno de los primeros en alcanzar la neutralidad climática en sus propias actividades, y en demostrar que esto puede ir de la mano de una mejora de la eficacia y de ahorros de costes” (2).

Son numerosos los sistemas de salud, sobre todo en Europa y Norteamérica, que han comenzado a desarrollar estrategias para reducir su huella climática y avanzar hacia la neutralidad.

Los Hospitales de Cornualles han puesto en marcha un proyecto para la compra de alimentos a proveedores locales, el Hospital de Addenbrooke en Cambridge tiene un "plan de viaje verde " que anima a caminar, montar en bicicleta y utilizar el transporte público. En Australia, el gobierno del estado de Queensland lanzó un ambicioso programa destinado a reducir la huella climática de su sistema de salud. Introdujo medidas de eficiencia energética, logrando que centros como el Hospital de Hervey Bay redujese su consumo de energía en un 20% entre 2005 y 2007 – una reducción de las emisiones anuales de carbono equivalente a retirar 600 coches de la vía pública, según Patrick McGuire, responsable de la Unidad de Ecoeficiencia de Queensland Health.

El Sistema Nacional de Salud no sólo es la imagen de la salud de nuestra sociedad, sino que además ocupa una situación privilegiada para ayudar a la ciudadanía a llevar un estilo de vida más sostenible, iniciando lo que podría definirse como un “efecto dominó”.

Por este motivo, es imprescindible que tanto las Comunidades autónomas como el resto de los agentes del sector salud integren realmente la dimensión ambiental en sus políticas, no como un requisito a cumplir, ni como un gasto adicional, sino como un elemento central de su gestión.

Conviene destacar que aunque el Sistema Sanitario es el determinante de salud que quizá menos influya en la salud, sin embargo es el determinante que más recursos económicos consume.

En contraposición, determinantes como el estilo de vida, la biología humana y los factores ambientales condicionan en un 80 % la salud de la población, motivo por el cual, una gestión centrada en la protección de estos factores permitirá la optimización tanto de recursos como de resultados.

Este tipo de gestión debe perseguir el logro de objetivos de sostenibilidad sin renunciar a la calidad de los servicios prestada, ayudando a mejorar la calidad ambiental, y por consiguiente contribuyendo potencialmente a mejorar la salud humana.

Si algo es evidente es que, salud humana y bienestar están íntimamente vinculados a calidad ambiental.

Los profesionales de la salud están en condiciones de desempeñar un papel vital en la lucha contra el cambio climático, promover el cambio social y garantizar el bienestar y la protección de la sociedad.

Para ello, hospitales y centros sanitarios deben predicar con el ejemplo, reduciendo el impacto ambiental de sus actividades. Actuando en su propia casa maximizarán la calidad de sus servicios, cumpliendo las expectativas de la ciudadanía, y crearán beneficios colaterales para la salud, la economía y la sociedad.

Este artículo ha sido el 3er premiado de la Revista Siglo XXI de SEDISA, la Sociedad Española de Directivos de Salud. Los autores del mismo son: Sheila García Fernández, Consultor del Área de Estrategia y Sostenibilidad de PSN Servicios y Consultoría (PSN Sercon), y Javier Santiago Fernández, Responsable del Área de Estrategia y Sostenibilidad de PSN Servicios y Consultoría (PSN Sercon).

Foto | Mami_H

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