Dos variables importantes son las que han propiciado que los jóvenes se lancen a invertir: por un lado, la pandemia y una mayor disposición de tiempo y, por otro, el auge de los criptoactivos y empresas ‘meme’ (aquellas que trabajan con fondos que realizan operaciones en corto, es decir, piden prestado acciones de una empresa y las venden con la esperanza de volver a comprarlas a un precio más bajo y quedarse con la diferencia).
Según una encuesta realiza por el bróker XTB a 1.500 jóvenes entre 18 y 30 años, el principal producto de inversión al que acuden son las criptomonedas con una incidencia superior al 55% seguido de las acciones (50%) y de los fondos de inversión (39,4%). De total, más de la mitad ha perdido dinero, concretamente dos tercios.
El poder adquisitivo en esta horquilla de edad no es excesivo (sólo el 9% de los encuestados superan la cifra de 10.000 euros) por lo que buscan ahorrarse cualquier tipo de coste o comisión por lo que no son pocos los que se ‘lanzan a la aventura’ sin más asesoramiento que la propia intuición. Adicionalmente, este perfil de inversor encuentra parte importante de sus motivaciones en la información que recibe a través de las redes sociales y de los medios de comunicación, lo que no siempre tiene por qué ser una buena decisión.
Independientemente de modas o tendencias y de la cantidad que se desee invertir, desde Previsión Sanitaria Nacional insistimos en la necesidad de recurrir siempre a un asesoramiento personalizado. Es importante conocer los ciclos de los mercados, poseer la educación financiera y experiencia suficiente para huir de falsos dorados o espejismos de pelotazos.
PSN ofrece un asesoramiento totalmente personalizado gracias a su equipo de Gestión de Inversiones, constituida por gestores especializados, seleccionados por su alta cualificación financiera y trayectoria que, apoyados y apoyando a la red comercial de la Mutua, están distribuidos por toda España para ofrecer el servicio que requiere este perfil inversor en cualquier punto del país.
La inversión de capital no es una cuestión baladí. No en vano se suceden con recurrencia los “chiringuitos financieros” que no están autorizadas para actuar en los mercados de valores y que han supuesto un desagradable fraude para un buen número de inversores incautos.
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