Los autónomos y emprendedores también cuentan con una serie de deducciones que les ayudan a sobrellevar su, ya de por sí, sufrida declaración de la renta. Al margen de las diferencias con los demás asalariados (casillas a rellenar o gastos a consignar, que veremos algo más adelante), en la Renta 2014 contarán con algunas exenciones o ventajas.
La primera de ellas se refiere a la capitalización del paro. Consiste en la posibilidad de que un candidato a autónomo en paro cobre de golpe las cantidades correspondientes a al menos cuatro mensualidades a fin de iniciar un negocio con ese capital. A diferencia de las prestación por desempleo, cobrar el paro en forma de capital no tributa desde 2010.
La segunda de interés es la referida a la deducción por inversión en empresas, vigente desde la renta de 2013. Está dirigida a incentivar la inversión en PyMES y consiste en una reducción del 20 por ciento de las cantidades aportadas a empresas con un capital inferior a los 400.000 euros y sobre una base máxima de 50.000 euros. Esta deducción puede ser un buen argumento a la hora de convencer a inversores en potencia. Otra forma de aprovecharla es asociarse con un inversor, que se beneficie de esta deducción siendo nosotros el administrador de la empresa.
Por otra parte, algunas comunidades autónomas aplican también deducciones específicas a los autónomos. Sin embargo, existen ausencias notables en este campo, como Andalucía, Valencia y Cataluña. Las más notables son: Asturias ofrece una deducción de 172 euros a emprendedores menores de 30 y a mujeres emprendedoras; Canarias, que ofrece una deducción de 300 euros a quienes trasladen su residencia fiscal a las islas; Madrid, con una desgravación de 1.000 euros para los jóvenes que se den de alta en el censo de autoempleados por primera vez; y Navarra, que ofrece una bonificación del 30 por ciento a los ingresos que puedan haberse justificado como correspondientes a esta categoría en un periodo de dos años.
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