La vacuna de la varicela, o más concretamente la ausencia de ella, está en boca estos días de una parte de población, en su mayoría padres de niños de corta edad. ¿El motivo? la decisión del Ministerio de Sanidad de restringir la dispensación de la vacuna de la varicela a centros hospitalarios y sólo a niños mayores de 12 años que no hayan pasado ya la enfermedad.
Hasta ahora, en las regiones donde no estaba cubierta la vacunación en los primeros años, un gran número de padres, entre el 45% y el 70%, compraba la inmunización en la farmacia, algo que ya no es posible tras haber prohibido Sanidad su comercialización en oficinas de farmacia. Una medida que llevó a muchos padres a comprar las vacunas en Portugal e incluso por internet, una práctica totalmente desaconsejable debido a su peligrosidad.
Pediatras, padres y autoridades sanitarias no aúnan posturas, y mientras los primeros aconsejan la vacunación en los primeros 18 meses de vida, las autoridades insisten en que no es necesaria la vacunación hasta los 12 años, y sólo si no se ha pasado la enfermedad, ya que el haberla adquirido en la infancia es la mejor forma de inmunizarse.
Mientras tanto, y según datos del Instituto de Salud Carlos III, el número de contagios por varicela ha aumentado en el último año en más de 8.000 casos.
Pero, y ¿qué pasa si el niño contrae la varicela? En la mayoría de los casos nada, ya que se considera una dolencia benigna, pero es cierto que algunas ocasiones puede llegar a complicarse. Motivo por el cual muchos padres y pediatras insisten en su derecho a decidir y a que sea una opción individual.
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