Con la mejora de la calidad de vida a todos los niveles, cumplir determinadas edades no resulta ya sinónimo de decrepitud o de pérdida de facultades. Los avances en el cuidado de la salud a lo largo de toda la vida, en la medicina preventiva y en el trato a las personas mayores están haciendo posible que cumplir 80 años no suponga el principio del fin de la vida.
Anteriormente, la cuarta edad (empezando en los 80 años) estaba considerada como el momento en que las facultades físicas y mentales caían de golpe y comenzaban su inexorable declive hasta la muerte del individuo. Hoy, no sólo en la vida cotidiana, sino también en el espacio público, podemos ver a miembros de la tercera, y cada vez más de la cuarta, edad al frente de los proyectos creativos y artísticos que han desarrollado a lo largo de su vida. Bob Dylan, con 74 años; la cantante Françoise Hardy, con 71; la diseñadora Iris Apfel, con 91 años; y cientos de figuras públicas que han pasado la edad de jubilación hace tiempo son claros ejemplos de este avance.
Aunque algunos de estos artistas no puedan ser un ejemplo de salud, el consenso entre la comunidad médica es que una vida sin tabaco, con moderación en el alcohol y una buena alimentación y actividad física y mental; pero, sobre todo, con una actitud positiva ante la vida y buenas relaciones con los amigos y la familia, son la clave para una vida larga de calidad. En definitiva, es posible que nos preocupe tanto la búsqueda de la felicidad porque, precisamente, nos asegura una vida más larga y de mayor calidad. Un contacto regular con nuestro médico de cabecera puede asegurarnos tener siempre un buen consejo a punto para cuidar nuestro cuerpo.
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