Nuestra capacidad de trabajo es tal vez la más importante de la que disponemos. Sin ella, bien pensado, lo perdemos prácticamente todo. Es por ello que varios expertos coinciden en considerar los seguros de invalidez como los más importantes que podemos contratar, por encima de los de vida (que suelen incluir la eventualidad de una incapacidad) o del hogar. Exceptuando el fallecimiento, cualquier situación es superable si somos capaces de arremangarnos y ponernos a trabajar. De ahí la importancia de cuidar nuestra capacidad al máximo.
Cualquier persona que dependa de sus ingresos del trabajo debería plantearse contratar un seguro de invalidez. Pero particularmente los trabajadores autónomos o dueños de PyMES, que suelen estar en desventaja respecto a los trabajadores asalariados en cuanto a garantías. Aquellos trabajadores que tengan ingresos altos también pueden plantearse si, llegado el caso, la protección ofrecida por su compañía les permitiría mantener su estilo de vida.
Los seguros de invalidez típicos aseguran el cobro de una prima acordada en caso de invalidez parcial o completa devenida en el transcurso de las actividades definidas por la póliza. Es importante tener presente las condiciones definidas en el contrato con la aseguradora. Por lo general, es la Seguridad Social la que emite el veredicto sobre si una persona ha contraído una invalidez, pero el contrato debe indicar claramente que será éste el criterio a seguir.
Hay que tener presente que muchos seguros de vida cubren las contingencias relacionadas con la invalidez, llegando a abonar porcentajes de la prima acordada superiores al 100% de la cuantía, algo similar a lo que ocurre con los seguros de incapacidad temporal. Combinado con productos que cubran el pago de hipotecas o que aseguren los estudios de los hijos, nos encontramos ante un producto que ofrece una de las mayores garantías posibles de protección a las familias.
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