La publicación de un informe del Consejo de Enfermería acerca del papel de las matronas en el parto y acusando a un colectivo conocido como doulas de intrusismo y prácticas de riesgo para la madre y el bebé ha abierto la polémica sobre el papel de estas mujeres.
Las doulas (del griego, “mujer que sirve”) se presentan como mujeres que realizan acompañamiento espiritual y práctico a la mujer embaraza antes, durante y después del parto. El informe las acusa de extralimitarse en sus funciones y de realizar tareas o dar consejos que sólo pueden corresponder a una persona titulada, como una enfermera, o, más concretamente, una matrona. La propia asociación de doulas explica que las malas prácticas de las que se les acusa suceden, aunque no son tareas que una doula deba realizar. Se quejan de no estar reguladas. Las enfermeras piden que esta figura desaparezca, ya que “no son necesarias”.
En cuestiones de salud, la opinión de un profesional sanitario ha de ser siempre definitiva. Si existe alguna tercera figura por elección de la familia, ha de estar claramente definida y supeditada al profesional sanitario.
De hecho, el papel de las doulas se está extendiendo en EE.UU. en la atención a personas a punto de morir y algunos estados se plantean reembolsar sus servicios a través de la seguridad social. Poco a poco, van siendo reconocidas, a medida que su papel queda claramente definido como complementario al de los profesionales sanitarios. Ese es precisamente el origen de la actual polémica.
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