El debate sobre la necesidad de vacunar a los niños, frente a la moda de quienes deciden no hacerlo, vuelve a estar sobre la mesa y en los informativos. El caso de un niño de 6 años en estado muy grave por difteria, que no había sido vacunado, vuelve a traer la polémica a la primera línea de la actualidad. Y no sólo eso, también vuelve una enfermedad que había sido erradicada en España desde 1987.
Todas las alarmas saltaron ayer ante este caso, teniendo en cuenta que en España tenemos unas tasas de vacunación entre el 90% y el 95%. Supuestamente, los padres del niño enfermo están en contra de que su hijo sea vacunado. Los síntomas aparecieron el sábado día 23 (malestar general, dolor de cabeza, fiebre, inflamación de las amígdalas), pero no fue hasta el día 28 cuando ingresó en el hospital comarcal de Olot. Tras las pruebas pertinentes sobre la muestra que recibió el Centro Nacional de Microbiología, se confirmó la difteria.
Los pediatras y expertos vuelven a poner de manifiesto la conveniencia de cumplir el calendario de vacunación por la seguridad de los menores y de la población en general. Hay voces mucho más críticas, como la de Jules Hoffmann, Nobel de Medicina, premiado en 2011 por descubrir cómo funciona la inmunidad innata, quien advierte de que "No vacunar es un crimen”.
Otras voces, entre las que se encuentran las de muchos profesionales, denuncian que quienes deciden no vacunar a sus hijos se están aprovechando de la seguridad sanitaria que les otorga el hecho de que la gran mayoría sí estén vacunados. ¿Tomarían la misma decisión quienes apuestan por no vacunar si viviesen en un país con una baja tasa de vacunación y un alto índice de enfermedades contagiosas? ¿O lucharían en ese caso por un calendario de vacunación de acceso universal?
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