El debate sobre el sistema público de pensiones sigue centrándose en fórmulas matemáticas para cuadrar unos números cada vez más difíciles de encajar. Más allá de la ingeniería financiera que deben de llevar a cabo los expertos para que las pensiones no ‘hagan aguas’, sería necesario hacer un especial esfuerzo en la educación y concienciación de toda la sociedad.
Según un artículo publicado en el diario Deia, los alemanes van a poder jubilarse a los 63 años, y los franceses, a los 62; en cambio la media europea impuesta supera los 65 años y, en el caso de España, está en los 67. ¿Qué estamos haciendo mal? ¿Por qué nosotros no podemos tener el mismo límite de edad legal para la jubilación? Una de las respuestas está en la cultura financiera o, mejor dicho, en nuestra escasa cultura financiera. Mientras que en otros países no es extraño cotizar más durante su etapa laboral y complementar la pensión con un plan privado, los españoles solemos vivir más el presente, y preferimos aportar lo justo o incluso lo menos posible, para evitar una mayor carga impositiva, sin pensar demasiado que nuestra futura prestación dependerá de la cotización actual.
Es innegable que nuestro particular carácter, alegre, jovial y hospitalario es uno de los principales atractivos para el turismo, que representa uno de los pilares de la economía española; pero también está el lado menos positivo, y es que en muchos casos pecamos de cierta despreocupación, de vivir al día sin pensar lo suficiente en el mañana. La famosa fábula de la cigarra y la hormiga debería estar mucho más presente. Algo así como el esfuerzo de nuestros padres por enseñarnos a gestionar nuestra paga para que cuando seamos adultos demos la importancia que se debe al ahorro y la inversión de nuestro capital.
Claro está, que hay determinadas coyunturas, como es la económica actual, que dificultan simplemente el hecho de pensar en ahorrar. Aún así, es necesario hacer un esfuerzo y mirar hacia el futuro. Pensar que si, a día de hoy, se prescinde de determinados lujos y caprichos, y canalizamos ese ahorro a través de los instrumentos financieros adecuados, en un futuro, cuando nuestra pensión pública no esté a la altura de nuestras expectativas, tendremos un plan complementario que nos ayudará a vivir bien, a vivir mejor.
Foto | DLTK
Escribe un comentario
Tu comentario será revisado por nuestros editores antes de ser publicado. Tu email nunca será publicado.