Cada vez vivimos más y, aunque esto es una buena noticia, implica que una mayor parte de la población tiene posibilidades de enfrentarse a una situación de dependencia. La cobertura estatal es insuficiente y mueren miles de personas sin recibir prestación alguna: un total de 29.157 personas fallecieron en España hasta el pasado mes de julio en lista de espera, según la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, pese a que este año el Gobierno incrementó la financiación del Sistema para la Autonomía y Atención para la Dependencia en más de 600 millones a través de un Plan de Choque.
Por otra parte, el Imserso afirma que la principal causa de baja en el sistema es, precisamente, el fallecimiento, ascendiendo al 16,4% el porcentaje de personas con derecho a prestación que murieron sin recibirla. Según sus datos, además, de los más de 1,8 millones de solicitantes, cerca de 703.000 personas no se están beneficiando de ninguna prestación, ni económica ni en forma de servicio.
Desde hace décadas, el número de personas que se encuentra con dificultades para valerse por sí mismas ha ido en aumento, con todas las consecuencias que ello acarrea para ellas y sus familias. Existen variadas causas que derivan en una situación de dependencia, pero está claro que se trata principalmente de un problema de edad: el 71,94% de total de los beneficiarios del Sistema tiene 65 o más años, repartiéndose entre un 18,31% pertenecientes a la franja de edad comprendida entre los 65 y 79 años, mientras que un 53,63% son mayores de esa edad.
Esta correlación entre edad y dependencia solo puede agravarse en los próximos años. Según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística, mientras que en 2020 el 19,6% de la población era mayor de 65, en 2050 esa cifra aumentará hasta el 31,4%. En el caso de los mayores de 79, la proporción será de más del doble que en 2020 y alcanzará máximos en 2060, pasando del 6% al 13,5%.
Más allá de los números, vivir de manera directa el drama de la dependencia es una dura experiencia, ya sea en primera persona o a través de un familiar cercano. Los mayores problemas vienen derivados de la imposibilidad de valerse por uno mismo y de las posibles mermas del estado de salud, tanto física como psicológica. Pero estos cambios en la calidad de vida del afectado, y por extensión de sus seres queridos, traen aparejadas además una serie de consecuencias económicas que, de no contar con el respaldo adecuado, agravan aún más el problema. Por este motivo, y porque el sistema público de Dependencia se ha mostrado insuficiente para prestar los servicios que realmente se necesitan, es importante mentalizarse de que esta problemática no avisa y ser previsores. Contar con un seguro privado es una manera de garantizar un complemento económico para el futuro, una ayuda que supone un extra de tranquilidad en caso de que sobrevenga una situación de dependencia. En PSN, tenemos una amplia gama de productos destinados a ayudarte con esta y otras necesidades de protección; puedes saber más accediendo a nuestra web.
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