En los últimos años hemos escuchado hablar incesantemente sobre la estabilidad, incluso el descenso, de la inflación, lo que ha posibilitado una mejora del nivel de vida de las familias. Sin duda, ha sido un soplo de aire fresco para su poder adquisitivo tras la larga crisis, que tantas consecuencias ha tenido en el día a día. Incluso se han lanzado informaciones que afirmaban que los pensionistas son el único grupo de población que ha visto aumentado su poder adquisitivo durante esta etapa.
Sin embargo, en las últimas semanas empezaba ya a atisbarse un cambio en esta tendencia: el IPC se situó en enero en el 3%, el mayor nivel desde octubre de 2012 y saltan las alarmas. Pero, ¿qué significan todos estos términos? ¿Cómo afecta esta situación a la población en general y a los pensionistas en particular?
IPC y nivel de vida
Para empezar, es necesario tener claros algunos conceptos. El IPC, Índice de Precios al Consumo, es también conocido como ‘la cesta de la compra’, y el Instituto Nacional de Estadística lo define como “una medida estadística de la evolución de los precios de los bienes y servicios que consume la población residente en viviendas familiares en España” que “se obtiene básicamente del consumo de las familias y la importancia de cada uno de ellos [los citados productos y servicios] en el cálculo del IPC está determinada por dicho consumo”.
¿Y qué factores vienen determinando su fluctuación? En la actualidad podemos decir que hay dos que destacan por encima del resto: el aumento del precio de los carburantes y, como todos sabemos por las múltiples noticias publicadas en los últimos días, el imparable ascenso del precio de la electricidad. Al tratarse de productos y servicios que son esenciales en esa cesta de la compra de los españoles, y dado el pronunciado incremento de su coste con respecto al de hace un año, influyen directamente en el índice. Y, evidentemente, los precios más altos repercuten en el nivel de vida de la población, que sufre una pérdida de poder adquisitivo en los salarios y, lógicamente, en las pensiones.
Índice de revalorización de las pensiones
¿Qué hace que la subida del IPC afecte al nivel de vida de los pensionistas? Principalmente, el uso del índice de revalorización de las pensiones, una de las dos medidas introducidas en la reforma de las pensiones en 2013 para garantizar la sostenibilidad del sistema. Y que, en la práctica, ha desvinculado el crecimiento de estas prestaciones del IPC (anterior método de actualización), incrementándolas en los últimos años un 0,25%.
Para ser más exactos, según explica Fedea en un informe publicado recientemente, “este índice obliga en el medio plazo a que las pensiones solo se incrementen con la inflación cuando los gastos del sistema sean iguales a los ingresos. En concreto, el mecanismo aprobado por el gobierno establece que si el ingreso es inferior al gasto (corrigiendo por el ciclo económico) la revalorización de las pensiones ha de ser del 0,25% en términos nominales, es decir las pensiones se (cuasi) congelan”.
El proceso es claro: pensiones congeladas + IPC en alza= inevitable pérdida de poder adquisitivo de los pensionistas, que mantenido durante décadas, según Fedea, “tendrá efectos importantes en la reducción de la tasa de sustitución media de las pensiones”, es decir, afectará directamente a la diferencia entre salario durante la vida laboral y prestación obtenida tras la jubilación: más pérdida de poder adquisitivo al jubilarse. Esta medida, además, no conseguirá devolver la sostenibilidad al sistema público de pensiones por mucho que suponga un ahorro a futuro, debido a las proyecciones demográficas, que apuntan a que el volumen de personas mayores con respecto al de cotizantes para pagar sus prestaciones será tan grande en unas décadas que habría que replantear el modelo para garantizar el sistema.
Vista esta situación de subida de los precios y pérdida de nivel de vida, sumada a medidas y propuestas que buscan garantizar la sostenibilidad del sistema a costa de reducir (inevitablemente) el importe de las pensiones, ¿está en manos del Estado evitar el empobrecimiento de los jubilados? ¿Existe voluntad por parte de los gobernantes de cortar a tiempo esta situación? ¿O únicamente contamos con la posibilidad de ser responsables de nuestro propio futuro desde la iniciativa de ahorro privado? En cualquier caso, un primer paso, y de vital importancia, es hacer conocedora a toda la población, especialmente a los jubilados del futuro, de estas perspectivas.
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