Hace unos días hablábamos de la caída del poder adquisitivo de los profesionales sanitarios españoles en los dos últimos años debido a los recortes sanitarios y a las fuertes diferencias salariales de los médicos según la comunidad autónoma donde ejerce, por no hablar ya entre colegas europeos.
Esta complicada situación está provocando que muchos profesionales de España continúen abandonando nuestro país en búsqueda y captura de mejores condiciones laborales, teniendo en cuenta que este colectivo está mejor pagado y valorado más allá de nuestras fronteras.
Pese a que en nuestro país se incrementó la plantilla en sanidad un 6,5 por ciento entre 2008 y 2010, en los dos últimos años el número de empleados en el sector ha caído hasta un 0,3 - 0,4 por ciento y, de hecho, aún continua produciéndose un descenso en la contratación de profesionales sanitarios en España. Sin embargo, en otros países pertenecientes a la Unión Europea el empleo en el sector ha aumentado a un ritmo del 2 por ciento anual entre 2008 y 2012, concretamente en Alemania, Italia, Francia y Reino Unido.
Según datos de la OMC -Organización Médica Colegial-, las diferencias salariales con otros países europeos han motivado que tan sólo en la primera mitad de 2013 emigraran alrededor de 2.000 profesionales sanitarios y que en los últimos cinco años se haya triplicado el número de solicitudes para trabajar fuera de España.
Por otro lado, el Comisario de Empleo Europeo, László Andor, afirmaba recientemente que "la asistencia sanitaria es uno de los sectores con mayor potencial de creación de empleo en Europa y donde la inversión en formación es urgente, especialmente entre enfermeros y comadronas”. Con echar un vistazo al pasado, observamos que tan solo en 2012 se contrató a casi un millón de personas para trabajar en la asistencia sanitaria europea, una cifra que responde al envejecimiento de la población, los avances en tecnología y tratamientos y la importancia creciente de los servicios preventivos.
En la otra cara de la moneda encontramos a España, que es el séptimo país con mayor porcentaje de trabajadores extranjeros empleados en el sector sanitario, rozando el 10 por ciento del total de profesionales, por encima de la media del 7 por ciento de la Unión Europea.
En conclusión, la emigración de nuestros médicos tan sólo traerá consecuencias negativas. La fuga de cerebros educados y enseñados en España para aplicar sus conocimientos más allá de nuestras fronteras para beneficio de los ciudadanos de otros países vecinos es uno de los principales problemas al que nos enfrentamos. Además, es un tema que ya comienza a preocupar entre el colectivo médico, quienes hace poco alertaban que la escapada que se está produciendo de estos profesionales al extranjero provocará una considerable falta de especialistas de aquí a diez años en España.
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