La dependencia, no es una situación que habitualmente nos planteemos ni tengamos en cuenta a la hora de planificar nuestro futuro, pero ¿hemos pensado que pasaría si nos ocurriera?
Un accidente, una enfermedad… Son múltiples las causas que pueden hacer que una persona se convierta en ‘dependiente’. Se trata de situaciones en las que se ha perdido una parte de la autonomía física, psíquica o intelectual, necesitando de otras personas para la realización de la actividad normal del día a día.
Los grados de dependencia se dividen en tres niveles:
- Grado I: el ‘dependiente’ goza de cierta autonomía por lo que la necesidad de apoyo es intermitente.
- Grado II: la persona dependiente necesita un apoyo permanente de terceras personas en varios momentos del día, para acometer las tareas cotidianas.
- Grado III: el apoyo requerido es permanente e indispensable, ya que la persona dependiente sufre una importante merma de sus capacidades.
¿Para qué contratar un seguro de dependencia?
Como es obvio, un seguro de dependencia está destinado a cubrir las necesidades del tomador del seguro en el momento en el que incurra en esa situación de dependencia. Lo más habitual es necesitar esta ayuda en edades avanzadas y así lo demuestra el perfil mayoritario de los que contratan estos seguros: mujeres mayores de 65 años.
La situación de dependencia es una realidad que, desgraciadamente, no puede preverse. Estar preparado para una situación de contingencia es lo más recomendable a lo hora de gozar de un bienestar que de otra manera nos sería arrebatado.
La aseguradora se compromete a abonar una renta mensual vitalicia al asegurado, llegado el momento de la situación de dependencia. El pago anual del seguro puede fraccionarse en varias primas.
Como ocurre con los planes de pensiones, los seguros de dependencia cuentan con incentivos fiscales. La suma de las aportaciones (con un límite de 8.000 euros) permite reducir la base imponible en la Declaración de la Renta del siguiente ejercicio.
¿Por qué lo necesito? ¿No hay ayudas estatales?
Durante la pasada legislatura se recortaron los presupuestos destinados a la dependencia, concretamente, 2.865 millones de euros. Actualmente existen cerca de un millón de españoles en situación de dependencia percibiendo una prestación pública por ello.
La coyuntura actual de crisis económica nos pone en alerta a la hora de pensar en ahorrar para asegurar nuestro futuro. Además, tal y como analizamos recientemente en el “Foro Economía PSN-Agencia EFE” , la sociedad occidental ha vivido desde hace décadas un envejecimiento de la población que hace poner en duda la sostenibilidad del sistema.
Según datos del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia del Imserso (Instituto de Mayores y Servicios Sociales), a 31 de julio de 2016 un total de 375.601 personas dependientes se encontraban en 'lista de espera' sin recibir la ayuda que les corresponde, en su mayoría mujeres mayores de 65 años.
Las cifras son claras. De los 1,21 millones de dependientes con derecho a prestación en España 366.764 son grandes dependientes (Grado III), 454.751 sufren dependencia severa (Grado II) y 391.407 padecen una dependencia moderada (Grado I).
En cualquier caso sigue existiendo un 15,3% de grandes dependientes que continúan sin recibir esta ayuda.
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