null Entrevista a Julio Ancochea (II)

Julio Ancochea responde a las cuestiones acerca de la respuesta sanitaria ante la pandemia de coronavirus, la situación de la política actual, profesionales sanitarios, la EPOC, la presidencia de Asomega, o su incorporación al Consejo de Administración de PSN entre otras cuestiones, en la segunda parte de la entrevista publicada el número 88 de la Revista de PSN.

Puedes acceder a la primera parte de la entrevista aquí.

Pregunta. – Hay quienes apuntan que esta pandemia ha tenido más incidencia como consecuencia de una supuesta descapitalización de la sanidad pública, ¿cuál es su opinión?

Respuesta. – Yo me considero un defensor de la Sanidad Pública y, desde mi punto de vista, creo que en los últimos años ha habido cierta descapitalización, tanto en recursos materiales como en recursos humanos. Creo que ha faltado visión de futuro ante lo improbable, como la pandemia que hemos vivido, pero posible.

Pregunta. – ¿Qué opina de la colaboración público-privada?

Respuesta. – Las sinergias siempre son positivas. El talento y el esfuerzo son necesarios, pero el trabajo en equipo, la generosidad y la inteligencia emocional son la mejor receta frente a la Covid-19 y frente otros retos a los que nos enfrentamos en nuestra labor diaria. Nosotros somos mucho mejores que o que yo. En situaciones como ésta, la suma de recursos (públicos y privados) nos ha ayudado a salvar vidas y, por encima de todo, están las personas. Yo tengo la suerte de dirigir tres cátedras en la UAM, gracias a la iniciativa privada, que permiten que jóvenes neumólogos y otros profesionales inicien su carrera académica y profundicen en su formación docente y en materia de innovación e investigación. Los recursos que hacen eso posible los está poniendo la empresa privada, por tanto, esa sinergia beneficia a toda la sociedad. Estoy convencido de que, gracias a las aportaciones de la empresa privada, que tienen que ser sinceras y transparentes, podemos llegar más lejos, volar más alto.

Pregunta. – De toda crisis surge una oportunidad. ¿Qué hemos aprendido?

Respuesta. – Lo primero que ha quedado manifiestamente claro es la importancia y la trascendencia de la Medicina Preventiva y de la Salud Pública. Tenemos que ser conscientes de esto y no olvidarlo porque ha habido comunidades autónomas que han llegado al punto de amortizar en el pasado la Dirección General de Salud Pública. Esa salud de todos, salud ciudadana que nos permite reaccionar al unísono y de manera coordinada, es clave; hay que potenciarla y dotarla de los recursos necesarios. Esto también conlleva una adecuada educación social y no solo hablo de la población en general, sino también de los propios profesionales porque si analizamos los datos de los sanitarios que se vacunan frente a la gripe estacional se nos debería caer la cara de vergüenza (el 20%), siendo, como somos, un canal de transmisión a pacientes de riesgo. Todos tenemos que mejorar nuestra educación para la salud, debemos ser solidarios. De otro lado, debemos evitar politizar la Salud Pública. ¿Qué sentido tiene que haya diferentes calendarios vacunales? Hay que unificar criterios. Y otro tema, sin duda, es el de la investigación. La inversión en I+D+i se ha reducido de manera significativa. Volviendo a la dicotomía público-privada, los recursos en muchas ocasiones provienen de la empresa privada. Hay que apostar por la investigación. Finalmente, esta crisis también ha servido para entender la importancia de la transparencia. No podemos debatir a diario sobre datos distintos en función de la fuente. Falta consenso y colaboración, entre lo público y lo privado, entre las diferentes ideologías que forman parte del espectro político…

“La suma de recursos nos ha ayudado a salvar vidas y, por encima de todo, están las personas”

 

Pregunta. –¿Qué opina de la política actual?

Respuesta. – A veces te sonroja. Miras atrás con cierta nostalgia. En este país hemos sido capaces de entendernos, de elaborar juntos una Constitución, basada en el respeto, el consenso y la democracia. No quiero recurrir al tópico de “algún tiempo pasado fue mejor”, pero en determinadas ocasiones me da un poco de vergüenza asistir a determinados debates o ver un telediario, por las barbaridades que se pueden llegar a decir y más cuando hablamos de representantes sociales que deberían dar ejemplo. Falta visión de estado, personas dialogantes y tolerantes, independientemente de credos. Hay que profundizar en lo que nos une y mucho más en una situación como esta.

Pregunta. – Es un experto en el ámbito de la EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica). ¿Estamos ante una enfermedad muy poco conocida para el impacto que socialmente tiene?

Respuesta. – Es una gran desconocida. La EPOC es la suma de la bronquitis crómica y el enfisema. Es una enfermedad estigmatizada, quizás porque está íntimamente ligada al consumo de tabaco, aunque EPOC no es solo tabaco. Por ejemplo, según el último estudio EPI-Scan 2, recientemente publicado, en España cada vez hay más prematuridad y eso genera un desarrollo pulmonar anómalo y es un factor que hace que la EPOC sea muy prevalente (más de 2 millones de españoles la padecen) pero hay un drama mayor y es que el 74% de ellos no lo saben y, por tanto, no le dan importancia. Ello supone un infradiagnóstico, pero es que también se está feminizando. Hay estudios que apuntan que la mujer tiene una mayor susceptibilidad al humo del tabaco. El estereotipo ha cambiado, ya no hablamos del señor mayor tosedor que jugaba al dominó siempre con un pitillo en la boca.

Pregunta. – ¿Es la EPOC un patrón de enfermedad crónica que actualmente afecta a la sanidad?

Respuesta. – De hecho, la EPOC es el paradigma de enfermedad crónica y en este sentido no se le ha dado la relevancia que tiene. La EPOC genera costes directos (recursos consumidos), que mayoritariamente se derivan de la hospitalización de un subgrupo de pacientes agudizadores, pero también hay costes indirectos que a veces son más importantes que los directos, lo que denominamos “recursos perdidos” como bajas laborales, incapacidades, jubilaciones prematuras… Finalmente hay un tercer coste que denominamos “intangibles”, que se traducen en pérdida de calidad de vida. Hay quien apunta que la EPOC podría estar consumiendo 3.000 millones de euros anuales. Cada día hay más medidas para atajar esta enfermedad y se está avanzando, pero aún no hemos conseguido democratizar la espirometría en Primaria, que sería un paso fundamental.

“Respecto a la gestión del Covid-19, se tomaron medidas probablemente tarde. Faltó liderazgo”

 

Pregunta. – Desde hace 4 años preside la Asociación de Médicos Gallegos (Asomega), ¿qué valoración hace en este periodo?

Respuesta. – Asomega es un sentimiento profundo que tenemos los médicos gallegos y especialmente los que estamos fuera de nuestra tierra. En los últimos años se han puesto en marcha distintas iniciativas para visibilizar su labor. Empezamos con algunos ciclos de conferencias y cada vez tenemos más programas sostenidos. Quizás lo más ambicioso fue el I Encuentro Mundial de Médicos Gallegos que reunió en Santiago de Compostela el año pasado a más de 250 médicos provenientes de Europa, Asia, África y América. A través de Asomega Internacional estamos creando una red de Aulas Asomega por todo el mundo. De hecho, ahora vamos a convocar becas internacionales en Estados Unidos, concretamente en Cleveland para jóvenes médicos gallegos. Desde una posición modesta, creo que estamos dando pasos firmes para que Asomega continúe creciendo. Asomega Muller y Asomega Nova son buenos ejemplos de ello.

Pregunta. – Por último, desde el pasado mes de febrero se ha incorporado al Consejo de Administración de PSN. ¿Cómo está percibiendo PSN desde dentro en este aún corto periodo?

Respuesta. – PSN forma parte de mi vida desde que me licencié, tanto por su labor aseguradora como por otros servicios que la hacen diferencial, como el Complejo San Juan, un lugar que recuerdo con mucho cariño. Mi percepción de PSN es particular porque no la entiendo como una compañía al uso, más bien me parece, quizás por ser una mutua y no una sociedad anónima más impersonal, como algo mío, como si la condición de mutualista hiciera que ese vínculo sea más arraigado. Ese sin duda es uno de sus valores diferenciales y también uno de sus pilares. Su especialización en un colectivo concreto, al que entiende y defiende, es y debe seguir siendo su bandera. Es una de las características que la hacen diferente, junto a valores como la solidaridad, la integridad, o el compromiso, que llevan presentes 90 años y con los que yo me identifico.

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