Julio Ancochea dirige el Servicio de Neumología del Hospital Universitario de la Princesa (Madrid) desde hace casi 20 años. Gallego de corazón y presidente de Asomega, Ancochea es además profesor titular de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Coordinador de la Estrategia ESPOC del Sistema Nacional de Salud, director de numerosas tesis doctorales, investigador y compagina un sinfín de actividades adicionales que dan pistas de que estamos ante una persona activa y muy comprometida con todo lo que hace. La crisis del Covid-19 le pilló en primera línea, dirigiendo un equipo mermado por las bajas (la suya en primera persona, entre ellas), en un céntrico barrio de Madrid con una población media de edad muy avanzada. Ha sido una experiencia brutal, nos cuenta, pero como persona optimista que es, cree que de la tragedia podemos sacar conclusiones que nos ayuden a estar mejor preparados si tuviéramos que volver a afrontar una situación como esta.
Pregunta. - ¿Cómo ha vivido en primera persona esta crisis sanitaria?
Respuesta. – Han sido días muy duros. Un domingo que estaba de guardia coincidió con uno de los picos de marzo, fue dramático. Era como un gran almacén en rebajas, pero lleno de mascarillas, lleno de gente desencajada esperando el resultado de su PCR. Quizás en esos momentos los profesionales no contábamos con las medidas de seguridad adecuadas y también, hay que decirlo, quizás fuimos un poco temerarios y eso nos llevó a muchos, entre ellos a mí, a infectarnos. Cambió todo. Tenías un nudo en el estómago, casi no dormías. Aquello era la guerra, cada día se incrementaban en 100 los pacientes Covid que ingresaban. Llegamos a tener 480 pacientes positivos.
El drama del propio paciente y su familia, la soledad en la que se sufría era muy intensa y médicos y enfermeras nos convertimos en la familia de esos pacientes que no podían ver a los suyos. Como especialidad clínica, Neumología lo ha vivido muy de cerca porque, de algún modo, éramos la puerta de entrada y de salida de la UVI. Nosotros lo pasamos muy mal también como consecuencia de la saturación, desarrollando una Unidad de Cuidados Intermedios Respiratorios para pacientes semicríticos con insuficiencia respiratoria grave que crecía cada día.
Para nuestros residentes de Neumología fue un máster acelerado, que vivieron con una intensidad tremenda porque era mañana y tarde, sábados y domingos… Igualmente fue muy emocionante ver la unión. Cómo cirujanos, traumatólogos, cardiólogos… se incorporaban a los equipos Covid, que estaban dirigidos, bien por un neumólogo, bien por un internista. Se cerraron quirófanos, que se convirtieron en una especie de segunda UVI. Y qué te puedo decir del equipo. Mis compañeras me han demostrado que no se rinden. Somos médicos militantes, creyentes y practicantes.
“De esta crisis deberíamos aprender que hay que reforzar la Medicina Preventiva y la investigación y no politizar la Salud”
Pregunta. – Usted estuvo infectado por el virus, ¿cómo vivió su cuarentena en casa?
Respuesta. - Pues lo cierto es que fue muy angustiante porque tenía la sensación de no estar donde debía estar. A pesar de ello, viéndolo con perspectiva, trabajaba tanto o más que cualquier día en el hospital (me ponía el despertador a las 6 y media de la mañana como cualquier otro día). No obstante, tuve suerte porque negativicé enseguida y a los 15 días pude regresar. La primera impresión al volver fue la de encontrarme con personas agotadas física y emocionalmente, pero dispuestas a seguir dejándose la piel. De alguna manera, dentro de lo mal que lo pasamos fue emocionante, gratificante, una de esas experiencias vitales que nunca olvidaremos. Aunque nos sentíamos satisfechos con nosotros mismos, también era una situación que nos generaba una gran frustración e incertidumbre.
Pregunta. - ¿Hasta qué punto cree que se podía haber hecho más? ¿Qué debemos aprender de nuestros errores?
Respuesta. – La primera lección es que llegamos tarde, se tomaron medidas probablemente tarde. Faltó liderazgo y siempre me gusta decir que el liderazgo no se otorga, se conquista. Faltaban los expertos. Quizás otra de las lecciones a extraer es que los decisores deben fundamentar sus decisiones en lo que digan los expertos porque la Salud Pública no entiende de ideologías y jamás debe politizarse. Todavía hoy no conocemos la composición de muchos de estos grupos de expertos y, cuando lo hacemos, nos encontramos con perfiles más políticos que científicos y eso es un error. De igual modo, es necesario que en estos comités haya una mayor multidisciplinariedad. No he visto en ellos virólogos, inmunólogos de referencia… y eso es fundamental. Y, por supuesto, faltó material. No había los respiradores suficientes, ni EPIs… y me gustaría recalcar que, en ese momento de crisis, el apoyo de muchas empresas comprometidas socialmente fue fundamental.
Pregunta. – Se habla de un potencial rebrote en otoño, ¿en qué situación estamos, sanitariamente hablando, para afrontarlo?
Respuesta. – Si hay rebrote coincidiendo con el periodo de epidemia gripal estacional puede ser tremendo porque puede sobrepasar absolutamente nuestro sistema, que es magnífico, pero se ha demostrado que tiene limitaciones. Para evitarlo, aunque el objetivo es tener una vacuna, se está avanzando en identificar determinados fármacos biológicos que parecen mejorar el pronóstico y reducir la mortalidad. No obstante, es un reto no solo para los sanitarios, sino también para la sociedad en general porque estamos ante una enfermedad nueva y desconocida con elevada morbimortalidad. Quizás no somos suficientemente conscientes de la importancia de las medidas generales de prevención, distanciamiento e higiene, y es fundamental mantenerlas. A pesar de todo, si vuelve estaremos más preparados.
Puedes acceder a la segunda parte de la entrevista aquí.
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