Con la llegada del invierno, los largos días de frío y escasa luz solar, la factura de la luz de nuestros hogares se dispara debido al aumento de consumo. Muchas veces aceptamos los recibos según nos llegan, pero debemos ser conscientes de lo que pagamos. ¿Cómo podemos saber si realmente la factura de luz que recibimos es correcta si no sabemos cómo leerla e interpretarla?
Entender la factura de la luz de nuestros hogares supone un ahorro en nuestro presupuesto mensual, pero muy poca gente lo hace. De hecho, tres de cada cuatro consumidores dedican menos de cinco minutos a leer las facturas, pero aunque lo hagamos, al 92% de la población le resulta completamente incomprensible. Es por ello que, en esta entrada intentaremos descifrar los aspectos más importantes de los recibos de la luz para comprender lo que realmente pagamos y poder ahorrar electricidad.
Debes tener en cuenta que no todas las facturas de luz son iguales, y que el contenido y estructura puede variar, por ejemplo, en función de la compañía distribuidora. Aún así, en la cara principal de un recibo de electricidad encontramos información acerca de la comercializadora y el titular de contrato, así como el periodo de facturación, un resumen de lo que pagamos por la energía e incluso gráficos que muestran variación. Hasta ahí la factura es entendible y asequible, pero a la hora de comprender los impuestos y tarifas que se aplican a nuestro consumo debemos fijarnos en el resumen de la factura, o facturación, que suele estar reflejada en la parte trasera del recibo.
En el apartado del resumen de la factura encontraremos un importe calculado en base de la potencia contratada. La potencia contratada en la gran mayoría de hogares y casas particulares es la denominada “tarifa de último recurso”, y no supera en ninguno de los casos los 10 kW. La mayor parte de los hogares cuenta con una potencia contratada de entre 3.3kW y 4.6kW, y se establece un precio fijo por ello, que será pagado, aunque no haya consumo. A mayor potencia contratada, mayor será el importe para pagar y mayor número de electrodomésticos que puedan ser conectados al mismo tiempo.
El siguiente apartado que podemos observar será el de energía consumida. El importe que aparece en este apartado, también conocido como facturación por energía consumida, establece la cantidad de dinero a pagar en función del consumo real de electricidad. La energía consumida es un término variable y se mide en kW/hora y es obtenido a partir de la potencia contratada y el precio del kW. El precio del kW puede variar dependiendo del tipo de tarifas eléctricas o peajes de acceso contratados, entre las que distinguimos:
- Tarifa 2.0 A: Basada únicamente en un periodo de facturación, el precio de la luz no varía dependiendo de la hora del día que sea.
- Tarifa 2.0 DHA. También conocida como la tarifa nocturna o de discriminación horaria, está dirigida especialmente a clientes que tienden a aumentar su consumo en las franjas nocturnas (de 22:00 a 12:00 en invierno y de 23:00 a 13:00 en verano), ya que el precio de la electricidad durante estas franjas será inferior, mientras que fuera de ellas aumenta.
A continuación, podemos encontrar múltiples importes a pagar derivados de distintos impuestos y cargas, como son los gastos procedentes del impuesto sobre la electricidad, el importe de alquiler de equipos como el contador, propiedad de la compañía distribuidora, y el impuesto sobre el valor añadido, o IVA.
Estos son los principales apartados que debemos desglosar para poder entender la factura de la luz y la información del consumo eléctrico que encontraremos en el recibo, es decir, el total de kWh consumidos en el periodo de tiempo determinado. Una vez entendido este desglose, ¿cómo podemos ahorrar? Todo dependerá del perfil de cada usuario, el número de miembros familiares, la disposición de electrodomésticos, amplitud del hogar… aún así, las ideas principales son variar el precio del kW/hora cambiando la tarifa actual por la 2.0 DHA (por ejemplo, personas que trabajan fuera de casa todo el día y consumen electricidad por la noche), o cambiar la potencia contratada para que la tarifa sea inferior (por ejemplo, en hogares pequeños en los que habita un número pequeño de personas y el consumo de electricidad es inferior).
Escribe un comentario
Tu comentario será revisado por nuestros editores antes de ser publicado. Tu email nunca será publicado.