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El primer día de la jubilación

Después de las despedidas, homenajes y abrazos, nos despertamos en la primera mañana de nuestra jubilación. No hay que salir a trabajar, el desayuno ya no corre prisa y nuestro trabajo está en manos de otra persona. ¿Qué hacer con uno mismo a partir de ese día?

Del mismo modo que hemos planificado nuestro retiro financieramente a lo largo de los años, es igual de importante planificar el tiempo personal y, en particular, qué hacer ese dichoso primer día en que las dudas sobre uno mismo pueden llegar a ser paralizantes. Es importante pensar en ese primer día y tener claro cómo pensamos enfrentarlo. La ansiedad de encontrarse sin nada que hacer una mañana laboral es algo a evitar. Ese primer día puede ser un buen punto de anclaje para las semanas siguientes, en las que iremos reflexionando y adaptándonos a nuestro nuevo estilo de vida.

Tener simplemente una serie de actividades programadas que, a la vez, nos permitan estar tranquilos es una buena forma de tomárselo. Durante ese primer día, podemos incorporarnos a la rutina familiar: ayudar en casa, tal vez colaborar en el cuidado de los nietos o hacer arreglos o gestiones que tuviéramos pendientes. Al mismo tiempo, hay cinco apartados que nos puede venir muy bien tener en cuenta y que podemos mantener bajo control a través de una libreta:

- Ejercicio físico: Mantener un régimen de actividad física regular y adaptado a nuestro cuerpo. Bien entendido  y controlado puede hacer que nuestra salud sea incluso mejor que antes de retirarnos.

- Actividad mental: Lectura, estudio sobre un tema que nos interese… Ahora sólo tenemos que trabajar para nosotros mismos.

- Control de la salud: Tener clara nuestra salud y las rutinas de control que precisa.

- Tareas: Ahora que tenemos tiempo, podemos hacernos cargo de varias tareas domésticas o iniciar proyectos que queramos llevar a cabo (cursos, viajes, organizar una actividad, hacer algo con las manos…).

- Ocio: Que estemos retirados no quiere decir que nos lo estemos pasando bien todo el día. Pero tampoco que no nos siga haciendo falta distraernos. Aunque el trabajo ya no esté ahí para organizarnos el día, seguimos necesitando entretenernos y romper la rutina.

Vía | Psychiatric Times

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