Siguiendo el nuevo modelo de cálculo de las pensiones introducido por el Gobierno a principios del año pasado, las pensiones habrán de subir un 0,25 por ciento en 2016. Este sistema establecía que el cálculo de las pensiones se llevaría a cabo teniendo en cuenta dos nuevos complejos indicadores macroeconómicos que tienen en cuenta el estado de la hucha de la Seguridad Social, las previsiones de crecimiento del Gobierno y el crecimiento o no de la base de contribuyentes; en lugar de la variación del IPC, como se hacía hasta el momento.
En concreto, los analistas apuntan a que, a pesar de que las pensiones crecerán entre 1 o 2,5 euros más, esta subida representará una pérdida de poder adquisitivo anual que, tomada junto a otras devaluaciones del valor de la pensión, puede estimarse en torno a a unos 500 euros anuales desde 2011, dependiendo de la cuantía de la pensión. Se basan para ello en las previsiones del Banco Central Europeo, que estima que el IPC crecerá en torno a un 1,5 por ciento. Este dato contrasta con los datos españoles, que dejan el IPC con un crecimiento próximo al 0 por ciento. Las pensiones también pierden poder adquisitivo en comparación con el sistema anterior, que para 2016 habría estipulado una subida del 0,4 por ciento, en lugar de la actual 0,25 por ciento.
La reforma del cálculo de las pensiones introducida en 2014, reemplazada el sistema anterior con dos nuevos elementos para su cálculo, el índice de revalorización y el factor de sostenibilidad. El primero fija la subida mínima en el 0,25 por ciento, y la máxima en el IPC más el 0,5 por ciento. El segundo, de revisión quinquenal, aplicaba un coeficiente relacionado con el incremento de la esperanza de vida, que se aplicará en el momento de la jubilación.
Y todo ello tiene la negativa consecuencia que supone ver como los pensionistas españoles han perdido desde que se inició la crisis en torno al 7% de su poder adquisitivo.
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