El 31 de agosto fue elegido por la Asamblea General de las Naciones Unidas como el Día Internacional de la Solidaridad. El motivo fue que, en dicha fecha, en 1983, dio comienzo en Polonia el movimiento Solidarnosc, fundado por Lech Wałęsa para promover las reformas políticas en favor de la libertad sindical contra el gobierno autoritario de Wojciech Jaruzelski. Ese mismo año, le fue concedido el Premio Nobel de la Paz.
Ha sido precisamente durante los últimos meses cuando la solidaridad ha cobrado un mayor protagonismo en nuestra sociedad. Fuera cual fuera su ocupación, cada ciudadano ha aportado su conocimiento, experiencia y saber hacer para que, a pesar de las dificultades, la vida no parase.
En este sentido, los seguros, como parte de su política de responsabilidad social corporativa, así como el principio de solidaridad humana que lo caracteriza, deben ser una parte fundamental de este nuevo impulso por la mejora de la calidad de vida de nuestros semejantes.
Solidarios con nuestros mayores
Un colectivo que cobra especial relevancia este año es el de nuestros mayores. El colectivo que más ha trabajado por el bienestar de todos se ha hecho el más necesitado de nuestra ayuda y solidaridad.
Mientras que durante años ha sido un colectivo al que la sociedad ha tratado de evitar para no ralentizar el ritmo de vida diario, la tendencia ha sido poner en valor su experiencia y cariño, buscar no sólo un día a día en que estén entretenidos, sino que potencien sus aptitudes y tengan “una nueva juventud”.
Iniciativas como las que buscan “adoptar abuelos/as” han permitido una conexión intergeneracional entre dos franjas de edad que parecían estar condenadas a no entenderse por la diferencia de años.
La soledad a la que muchas veces se ven condenados muchos mayores ha despertado la necesidad de compartir experiencias con quienes aún tienen mucho que decir y hacer.
Solidarios con quienes menos tienen
Las desigualdades ya existentes antes de la situación de pandemia se han visto agravadas en estos meses. Situaciones no sólo de falta de alimentos o productos básicos, sino de materiales con los que seguir, por ejemplo, el curso escolar de manera telemática, han sido las notas dominantes.
Para estos colectivos, muchas veces, algo tan necesario como un seguro se antoja como un objetivo inalcanzable. Es entonces cuando una política de pagos fraccionados o de planes adaptados a cada realidad económica y social entran en acción.
Solidarios con quienes más lo necesiten
Si diversos sectores de la economía se han visto especialmente afectados, podemos encontrar la fórmula para reorganizar nuestras prioridades y rutinas para poder echarles una mano.
El apoyo a los pequeños negocios o comercios de proximidad se convertido en un hábito muy extendido en los grandes núcleos de población, donde la tendencia era a la baja.
Compras más sostenibles, pero también más solidarias para ayudar a quienes más lo necesitan. Profesionales que para su día a día han de contar con un seguro que no sólo les cubra ante cualquier eventualidad, sino que sea un apoyo permanente en su día a día.
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