Rendimiento y seguridad son dos de las palabras que más resuenan en los oídos de aquellas personas que buscan sacar partido de sus ahorros. Al desconocimiento e inseguridad ciudadana se le suma un entorno nada favorable de bajos tipos de interés que hacen de esta hazaña algo casi memorable.
Conscientes de esta realidad entidades bancarias y aseguradoras ofrecen una gama de posibilidades que permiten a los ahorradores poder sacar provecho de su capital. Entre los productos financieros que más utilizan los ciudadanos están las cuentas corrientes, depósitos y seguros de ahorro. Pero, ¿qué ventajas y desventajas ofrecen cada uno de ellos?
En primer lugar, cabe destacar que, aunque en ambos casos el 100% del capital está garantizado, el Consorcio de Compensación de Seguros no establece un límite legal para que los afectados por la quiebra de la Entidad, por ejemplo, puedan cobrar las primas de su seguro de ahorro, mientras que el Fondo de Garantía de Depósitos garantiza el pago sólo hasta 100.000 euros por cliente y entidad bancaria.
La rentabilidad que se obtiene tanto en los seguros de ahorro como en los depósitos está ligada a la evolución de los tipos de interés. En el caso de los primeros, la posibilidad de retirar el dinero suele estar condicionada por un plazo temporal determinado, algo que permite obtener una mayor rentabilidad que con los depósitos.
Respecto a esta cuestión, la política monetaria del Banco Central Europeo provocó que los tipos de interés de los depósitos se redujeran al mínimo. Una vez que la banca fue perdiendo su dependencia a este tipo de financiación minorista, algunas entidades decidieron ofrecer a parte de su clientela llevarse parte del dinero que tenían en depósitos a seguros de ahorro, que logran rentar algo más. Solo en 2016 aumentó un 65% sus primas en el ramo de vida-ahorro. En este caso, cabe hacer referencia a la experiencia de las aseguradoras frente a las entidades bancarias en la gestión de este tipo de productos y, como se ha explicado anteriormente, la seguridad que da la recuperación total del ahorro.
Otro de los puntos positivos de los seguros frente a los depósitos es el mecanismo de aportación del capital, para los primeros es mucho más ventajoso para quien no dispone de una gran cantidad de dinero, ya que se irá incorporando de forma periódica. Por el contrario, para abrir un depósito es necesario tener un capital inicial que pueda ir rentando con el paso del tiempo.
En cuanto a la fiscalidad, no encontramos grandes diferencias entre un seguro de ahorro y un depósito. Los intereses derivados de ceder un capital propio a terceros, ya sea a través de una cuenta bancaria, un depósito o un seguro de ahorro tributan formando parte de la base imponible del ahorro. Actualmente, los tipos son del 19% para rendimientos menores de 6.000 euros, del 21% para el tramo comprendido entre 6.000 y 50.000 euros, y del 23% para ingresos superiores a esta cantidad.
Otra ventaja del seguro de ahorro sobre el depósito lo representa la cobertura por fallecimiento que incluye, que consiste en que, ante esta contingencia concreta, los beneficiarios recibirán el capital asegurado más ese extra adicional.
Por todo ello, recomendamos optar por un seguro de ahorro, como el PSN Ahorro Flexible, dirigido a aquellos profesionales que buscan flexibilidad para constituir un capital destinado a proyectos futuros. Con él, tienes el interés técnico garantizado, que se fijará para cada trimestre natural, y que nunca podrá ser menor del 1,30%.
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