null Defender nuestro tiempo

Defender nuestro tiempo

Si tratáramos de quedarnos con lo esencial de nuestro día de trabajo o de nuestra vida, sólo nos quedaría un elemento: el tiempo. Cualquier cosa que tratemos de hacer, cualquier actividad que consideremos necesaria tendrá, por fuerza, que consumir una parte de este gran recurso. El trabajo y el placer, el amor y el odio; todo tiene lugar en el tiempo, en cierto modo el lienzo en que pintamos nuestras vidas.

Por ello, saber manejarlo y aprovecharlo hasta el final es una habilidad capaz de darnos literalmente más vida. La humanidad lleva intentándolo desde que inventó el reloj. Y después vinieron las agendas, las alarmas… y hoy tenemos el concepto de gestión del tiempo, con multitud de herramientas.

Tener buenas herramientas para gestionar el tiempo es importante, pero también lo es saber defender nuestro tiempo. Tanto de los demás (de lo que hablaremos más adelante) como de nosotros mismos. A diario nos encontramos con pequeñas rémoras que nos quitan tiempo y que, al final del día, pueden habernos robado horas. Estas son algunas de ellas y qué podemos hacer para combatirlas:

1- Interrupciones en el trabajo: Nuestra atención necesita una media de 15 minutos para regresar plenamente a la tarea que teníamos entre manos. Ser capaces de cortar educada pero firmemente las interrupciones es una habilidad que nos conviene desarrollar.

2- E-mail y redes sociales: Suponen una interrupción constante. Si nuestro trabajo nos lo permite, una forma más eficiente de emplear estas herramientas de comunicación consiste en fijarnos momentos del día concretos para consultarlos y poner al día nuestra vida social electrónica.

3- Procrastinar: Todos padecemos la tendencia a dejar las tareas más incómodas para más adelante. Tratar de relajarnos en general y fijar momentos para lidiar con cada tarea individualmente son el primer paso para combatir este hábito potencialmente dañino.

4- No saber delegar: Trabajamos en oficinas y con otras personas precisamente para que todos nos beneficiemos de nuestras habilidades. Contar con un equipo que haya entendido esto profundamente puede convertirse en uno de nuestros mejores recursos.

5- No perder la calma: Las crisis se definen por ser inusuales, por exigir un nivel de recursos tan alto que no es posible mantenerlo en el tiempo. Si nos encontramos en un estado permanente de crisis, estamos haciendo algo mal.

Escribe un comentario

Tu comentario será revisado por nuestros editores antes de ser publicado. Tu email nunca será publicado.

Este campo es obligatorio.