Los ecos de las alarmas sobre la frágil situación del Sistema Nacional de Pensiones llegan a nuestros oídos desde hace ya varios años. La crisis ha agudizado el problema y la pasada legislatura el Gobierno llevó más de una vez la mano a la llamada “hucha de las pensiones”, dejándola en un estado más que delicado.
Muchos son los factores que intervienen en la desestabilización de las pensiones públicas. Una explicación básica es que cada vez contamos con una población más envejecida mientras que la crisis económica ha dejado a muchos jóvenes en paro, que no cotizan, y por ende no ayudan a aportar le caudal con el que se sostienen las ayudas a los pensionistas.
Sistema mixto de pensiones
Para solucionar este embrollo, podemos esperar que las soluciones provengan del Estado o bien del propio contribuyente. Mucho se ha hablado sobre la posibilidad de que España redefina su fórmula de gestionar las prestaciones por jubilación. En nuestro país existe un sistema público que algunas personas complementan con aportaciones a planes de pensiones privados, aunque no está muy extendido.
En este contexto, algunos países del Norte de Europa optan por un sistema mixto en el que parte de las pensiones son sufragadas por la población en activo mientras que existe la imposición de contar con planes de pensiones privados para complementar el ahorro dirigido a la jubilación.
Un artículo de El Blog Salmón sobre pensiones de la semana pasada aseguraba que los españoles que se jubilen en los próximos 40 años tendrán que realizar un ahorro medio de 7.700 euros anuales para mantener el nivel de vida previo al retiro.
La mayor esperanza de vida aumenta los presupuestos destinados al Sistema Nacional de Pensiones, mientras que parece que existe consenso en que, ya que viviremos más, nos jubilaremos más tarde. Sin duda esto sirve de ayuda al balance de las cuentas, pero tampoco consigue aliviar un sistema que se encuentra en grave déficit.
Ahorrar no es un capricho
Desde este blog en muchas ocasiones insistimos en la necesidad del ahorro, no como una obligación o, si acaso, un lujo, sino una alternativa muy interesante y prácticamente necesaria si queremos mantener la estabilidad de nuestra vida laboral una vez podamos gozar de la jubilación.
Entre la generación conocida como Millennials, aquellos que llegaron a su vida adulta con el cambio del milenio, empieza a crecer el temor de que ellos no disfrutarán de las pensiones como lo harán o ya hacen sus padres. Al menos, está ampliamente reconocido que no podrán recibir la misma prestación.
Ahora comienza la llamada “campaña de las pensiones”, debido a que los planes de pensiones son un producto que ayuda a aligerar la factura fiscal y muchos realizan sus aportaciones antes del final del ejercicio.
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