Uno de los órganos que más puede definir nuestra calidad de vida es el corazón. Mientras que otros órganos pueden ir fallando lentamente y notaremos el impacto de su debilidad pasado el tiempo, un corazón enfermo nos pasa factura casi inmediatamente; lo notaremos en cada movimiento y en la fatiga que notemos. El impacto, además, lo notaremos en todo el cuerpo.
Por ello, aprovechando el Día Mundial del Corazón y teniendo en cuenta que más de la mitad de las enfermedades del corazón son prevenibles, repasamos algunos consejos importantes para cuidar del órgano que nos mantiene en marcha:
1- Conocer nuestro corazón: Los números importan. Una revisión anual en la que examinemos los niveles de colesterol, la presión sanguínea y nuestro proporciona información útil a nuestro médico para darnos los mejores consejos para cuidar del corazón.
2- Actividad física: El corazón se atrofia si no se le da un uso mínimo. Esto incluye un mínino de al menos 30 minutos de actividad física moderada diaria al menos cinco veces por semana. Podemos dar una caminata a buen paso a la ida y a la vuelta de un hacer una gestión, dejar el coche o bajarnos en una estación algo más alejada del trabajo para caminar un poco más. Correr o montar en bici son buenas alternativas. Si no tenemos el hábito, nuestro médico nos puede ayudar a empezar.
También es importante mantener la actividad durante el día. Pasar varias horas inmóviles ante una pantalla resiente nuestro sistema cardiovascular. Es importante levantarnos de vez en cuando y dar una vuelta por la oficina. Incluso hacer algunas tareas de pie. Cada vez existen más mesas altas diseñadas para trabajar estando en pie.
3- Cuidar la alimentación: La tan malinterpretada dieta mediterránea no consiste en freírlo todo en aceite de oliva, sino en dar prioridad a las verduras y granos sobre las carnes (lo menos grasas posible) y en emplear el aceite de oliva como grasa principal, además de un consumo moderado de vino. Los fritos son el principal enemigo del corazón (y de la nutrición, ya que anulan la mayor parte de los nutrientes de los alimentos), así como las grasas. Granos, verduras y fruta pueden mejorar nuestra salud cardiovascular notablemente. Y, con ella, nuestra calidad de vida.
4- Moderar el alcohol y dejar el tabaco: El alcohol en grandes cantidades debilita el corazón y altera la presión sanguínea. El tabaco lleva más de 70 años en las listas de enemigos del corazón, causando daños muy concretos al órgano.
5- Descansar bien: El corazón también necesita descansar con regularidad. Durante la noche, reduce su actividad y baja la presión sanguínea, contribuyendo a la regeneración corporal en general. Por otra parte, el estrés no lleva a buscar alimentos generalmente más grasientos y en mayor cantidad, algo contrario a la dieta que requiere un corazón saludable.
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