Sanidad, pensiones, dependencia… son algunos de los principales retos a los que nos enfrentamos como sociedad, problemas que afectan directamente a la población y cuya cobertura, teóricamente, depende en primera instancia del Estado. Sin embargo, éste se ha mostrado incapaz de garantizar de manera integral las necesidades de las personas en estas materias. Entonces, ¿cuál es la solución?
Ayer se celebró el Congreso Internacional de Estado del Bienestar, organizado por ICEA y Community of Insurance. El evento se centró en el debate en torno a esa problemática y las posibles soluciones, y contó con una amplia representación de expertos del mundo financiero, asegurador, académico, investigador, etcétera. Entre todos se intentó arrojar un poco de luz sobre el tema y, entre las conclusiones, destacó una frase de José Antonio Sánchez, director general de ICEA: “Es necesario dar respuesta en materia de jubilación, necesidades asistenciales, desigualdad… el sector asegurador quiere posicionarse como la industria del Estado del Bienestar para contribuir a hacer mejor y más fácil la vida de las personas”.
En resumidas cuentas, dada la situación de los sistemas públicos y la disposición del sector seguros, la solución podría pasar por una complementariedad de las diferentes prestaciones públicas mediante la iniciativa privada, el ahorro y la autorresponsabilidad.
Dependencia
Uno de los problemas más acuciantes es el de la dependencia, porque desde los inicios del Sistema público éste se ha mostrado claramente insuficiente, y además las previsiones demográficas y económicas muestran que cada vez habrá más personas mayores, más casos de discapacidad, Alzhéimer y otras patologías crónicas que inciden directamente en la situación de dependencia: cada vez serán más numerosos los casos, y la incapacidad del sistema público, tanto desde el punto de vista asistencial como financiero, se verá más limitada.
Así lo explicó Miguel Carrero, presidente de PSN, en su ponencia sobre este tema. Hizo alusión además a los diversos cambios sociales que también inciden en el problema, como el cambio de las estructuras familiares, que puede abocar a una mayor soledad, o la ausencia actual de cultura de prevención y ahorro, que dificulta el mantenimiento de la calidad de vida.
Por todo ello y con el objetivo de analizar la dependencia desde todas sus aristas, así como buscar soluciones también desde diferentes perspectivas, Carrero pidió la creación de un observatorio que cuente con todas las partes implicadas, trascendiendo así al organismo actual: Administración, sector sanitario, asistencia social, investigación, instituciones científicas, organizaciones sociales y entidades aseguradoras.
Por otro lado, Cristina García, directora general del Grupo PSN, moderó una mesa redonda sobre el seguro de dependencia que contó con las exposiciones de expertos del ámbito asegurador y actuarial. La conclusión principal es que es necesaria, además de complicada de generar, una combinación de prestaciones privadas asistenciales y económicas, así como llevar a cabo una intensa labor de concienciación social sobre la gran prevalencia del riesgo de dependencia, la insuficiencia de las prestaciones públicas y la existencia de complementos privados.
Desmontando mitos sobre pensiones
El Congreso contó también con ponencias centradas en el problema de las pensiones, otro ámbito en el que el Estado no puede garantizar la cobertura necesaria y que, debido al envejecimiento poblacional y a diferentes factores para garantizar la sostenibilidad del sistema, provocará que en el futuro las prestaciones tengan menor valor y muchas más dificultades de financiación, entre otros aspectos.
En relación con este punto, fue muy esclarecedora la intervención de Javier Díaz-Giménez, profesor de Economía en el IESE. Aludió a muchos aspectos sobre la vida activa, pero quizá lo más revelador fue su manera de desmontar mitos sobre el modo de optimizar la proporción de personas jubiladas sobre las que están en edad laboral. En 2050, esta tasa alcanzará cotas muy negativas, lo que directamente imposibilita que las cotizaciones cubran las pensiones.
El profesor explicó cuáles son los factores tradicionalmente asimilados para arreglar la situación y ofreció los datos a los que se deberían ceñir para ser realmente útiles:
- Retrasar la edad de jubilación. Para que funcionase, en 2050 deberíamos jubilarnos a los 77 años y un mes.
- Fomentar la inmigración. En ese mismo año, se necesitarían 36 millones de inmigrantes en España para compensar la tasa de sustitución.
- Fomentar la natalidad. Sería necesario que cada mujer, hasta llegar a ese año, tuviese ocho hijos. Tampoco sería suficiente combinar la natalidad con la inmigración, dado lo exponencial de los datos.
- Fomentar el empleo. Para arreglar el problema, la tasa de empleo en 2050 debería superar el 125%, lo que siempre será del todo imposible.
En resumen, también en el ámbito de las pensiones es necesario mirar más allá de las distintas creencias y comenzar a pensar en nuestro futuro de manera personal.
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