Los últimos ocho años están siendo un verdadero quebradero de cabeza para las finanzas en general. Las cifras macroeconómicas parecen haberse recuperado en magnitudes como el crecimiento del PIB, aunque aún están muy lejos de los niveles que serían deseables en otros, como la tasa de paro o el nivel de endeudamiento público. Pero la economía tiene una vertiente más allá de la que marcan los grandes indicadores, y no es otra que la que reflejan las decisiones económicas de los ciudadanos en su día a día.
Tradicionalmente, una gran parte de la población se movía cíclicamente apostando de manera más o menos decidida por los depósitos bancarios en función de la rentabilidad que éstos garantizaran, directamente proporcional al valor del dinero en ese momento. El prolongado periodo que vivimos con los tipos en el entorno del 0% ha ayudado a los profesionales a detectar otros instrumentos para canalizar su ahorro e inversión, entre los que el seguro se está revelando como uno de los más adecuados.
Mientras que algunos ramos aseguradores cuentan con mucho mayor arraigo en la sociedad en tanto que su contratación es obligatoria (Automóvil, Responsabilidad Civil…) el seguro de Vida habría jugado un papel menos relevante para aquellos cuyo principal objetivo era rentabilizar su inversión sin asumir riesgos. El mencionado periodo de bajos tipos en el que aún nos encontramos ha afectado a todos los sectores. Los depósitos bancarios ya no son tan interesantes e incluso los seguros de ahorro también han visto reducirse sus tasas de interés técnico garantizado. Pero, por esta circunstancia, es precisamente ahora cuando se percibe claramente que el seguro ofrece un plus adicional a cualquier otro producto. Por encima de la rentabilidad, que se mueve en una horquilla competitiva relativamente cerrada, el seguro aporta garantías adicionales como, habitualmente, en caso de fallecimiento o de invalidez.
Así, es momento para saber escoger con criterio cuál es el producto que necesita cada uno en función de sus particularidades. La edad, la situación personal y familiar, las garantías con las que queremos cubrirnos, la seguridad que precisamos, el tiempo para planificar y asumir riesgos o el margen con que podemos contar para arriesgar en busca de otros niveles de rentabilidad… y otros condicionantes que hacen que, más que nunca, deba apostarse por el asesoramiento experto de un profesional. PSN lleva más de 85 años haciendo precisamente eso, ayudando a los profesionales a tomar el camino correcto en función de cuál sea su meta particular. Y ese camino pasa por el seguro y sus distintas modalidades. En el nuevo número de nuestra revista se abordan, a grandes rasgos, los principales segmentos en los que se encuadran nuestras soluciones aseguradoras para contribuir a que cada profesional identifique cuál da una respuesta más certera a lo que realmente está buscando. Si quieres consultar qué producto podría ajustarse más a tus necesidades, consulta nuestra revista.
Escribe un comentario
Tu comentario será revisado por nuestros editores antes de ser publicado. Tu email nunca será publicado.