Los datos hechos públicos por el INE ayer ponen de manifiesto un progresivo y preocupante envejecimiento de la población española. Según los mismos, en los próximos 15 años se perderá un millón de habitantes y volveremos a la población que teníamos en el año 2000 en los próximos 50 años.
¿Cómo nos afecta este envejecimiento? De muchas maneras, pero desde el punto de vista de las pensiones, el efecto es claro. Este cambio demográfico implica que cada vez habrá más personas jubiladas y, por tanto, un incremento directo del gasto en pensiones.
Con estas perspectivas la sostenibilidad del sistema público de pensiones vuelve a estar sobre la mesa. Si cada vez hay menos cotizantes y más personas con derecho a una prestación, ¿son sostenibles las pensiones públicas tal y como las conocemos?
Desde UNESPA advierten ya de la necesidad de complementar las pensiones con rentas vitalicias privadas. Así lo manifestó Pilar González de Frutos, quien ha llamado a la concienciación de la sociedad de la necesidad de mejorar las rentas de cara a la jubilación.
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