Los nuevos cambios introducidos en la factura de la luz y que entrarán en vigor en torno a abril de 2015 afectan a su parte variable. Toda factura se compone de la potencia contratada (término fijo e invariable) y el consumo real. Dentro de este consumo, un 37,48% de lo que pagamos corresponde a nuestro consumo, un 41,14% a las tarifas de acceso fijadas anualmente por el ministerio y un 21,38% a impuestos en general. El nuevo sistema afecta a la forma de calcular nuestro consumo y la información que recibimos de éste.
Será posible optar por una tarifa fija, aunque probablemente saldrá algo más cara. Quienes quieran aprovechar las oportunidades de ahorro, podrán contar con tarifas de discriminación horaria, que tendrá en cuenta la fluctuación de los precios cada hora. Estos precios serán calculados y fijados el día anterior a partir del consumo que haya tenido lugar ese día. En este momento, hay que tener en cuenta que la demanda será cubierta siempre en primer lugar con electricidad producida a través de tecnología más baratas (eólica, nuclear, hidroeléctrica) y que se irá cubriendo con otras más caras (combustibles fósiles) cuando se agoten las primeras. Esto también se ve afectado por la época del año: en verano, por ejemplo, hay mayor escasez de energía hidráulica. Esta es una de las razones por las que es importante elegir el momento de consumo. La factura reflejará el consumo y la tarifa aplicada cada hora, lo que nos dará la oportunidad de modificar nuestros hábitos de consumo.
Una última nota sobre terminología. La tarifa anterior, denominada TUR (Tarifa de Último Recurso) para a llamarse PVPC (Precio Voluntario al Pequeño Consumidor). Existirán también compañías de electricidad de referencia (capaces de ofrecer tarifas fijas, opción no recomendable por el momento). El bono social pasa a convertirse en un descuento del 25% sobre los precios reales, que variarán cada hora.
Vía | OCU
Escribe un comentario
Tu comentario será revisado por nuestros editores antes de ser publicado. Tu email nunca será publicado.