Llega la cuenta atrás para escuchar a los niños de San Ildefonso cantar los números premiados del sorteo de Navidad. Si la lotería es en esta época del año una de las tradiciones más arraigadas en España, no lo es menos compartir décimos con familiares, amigos o compañeros.
Sin embargo, a pesar de la confianza existente con las personas con las que se llega a este acuerdo, en alguna ocasión ha saltado a los medios de comunicación la polémica por situaciones concretas en las que no existe consenso en cuanto a quiénes participaban o en qué proporción, ya que los décimos se pagan al portador. Esto puede significar comenzar con un proceso judicial que puede durar varios años, y además con personas allegadas.
¿Cuál es la solución? Poder demostrar de algún modo la participación de dicho décimo facilita que lleguemos a cobrar nuestra parte (por ejemplo, si hay testigos de que tradicionalmente compartimos el mismo número con las mismas personas); sin embargo, cuanto más especifiquemos nuestros datos y la cuantía jugada más se agilizará la solución al problema.
Compartir una fotografía del décimo en grupos de whatsapp, conservar una fotocopia firmada por todos los participantes o escribir los nombres en el reverso del décimo son las prácticas más extendidas, y si bien es cierto que pueden ayudar, no garantizan que se resuelva la situación con rapidez, como el desconocimiento de quién es el encargado de custodiar el décimo, la necesidad de un perito caligráfico para verificar las firmas o la ilegibilidad por escribir en un espacio reducido.
Por todo ello, el sistema de prevención ideal es aquel en que todo conste por escrito: una fotocopia del décimo o décimos en la que figure el nombre completo, número de DNI, firma y cantidad jugada por cada uno. De este modo, nos aseguramos que, si la suerte está de nuestra parte y conseguimos un premio, éste no implique disgustos posteriores.
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