La preocupación por mantener un peso adecuado no debería provenir tanto de razones estéticas como de salud. Tener sobrepeso predispone a padecer enfermedades cardiovasculares y perjudica, en general el correcto funcionamiento de nuestro organismo. El problema está en, teniendo estructuras corporales tan diferentes, cómo determinar correctamente si uno padece sobrepeso o, por el contrario, se encuentra en un rango normal de peso para su edad y constitución.
Una de las medidas más sencillas consiste en determinar el índice de masa corporal. Consiste en calcular la relación entre nuestro peso y altura y compararla con una serie de tablas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que establecen los rangos de peso normal, sobrepeso u obesidad. Es un buen sistema a modo orientativo, pero suele ser criticado por no tener en cuenta otros indicadores, como la estructura corporal o el porcentaje de grasa corporal. Así, teniendo en cuenta que el músculo pesa más que la grasa, un atleta profesional podría obtener un índice más negativo en comparación con una persona que llevara un estilo de vida sedentario y tuviera sobrepeso. Sin embargo, este sigue siendo un caso extremo.
El índice cintura/cadera es considerado una herramienta algo más precisa en este sentido. Consiste en dividir el diámetro de nuestra cintura en su punto más delgado (ligeramente por encima del ombligo) entre el diámetro de nuestra cadera. Un resultado inferior a 0,9 en hombre y a 0,8 en mujeres nos indica que tenemos una distribución normal y fuera de peligro. Resultados por encima de 1 indican riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Por último, uno de los indicadores más eficaces es el cálculo del porcentaje de grasa corporal, que combina los dos métodos anteriores con el diámetro del cuello para estimar qué porcentaje de nuestro peso es grasa y, a partir de tablas estadísticas señalar cuánto peso deberíamos perder. Resulta sorprendentemente preciso y nos da una buena idea sobre la forma que debería tener nuestro cuerpo. A todo lo anterior, conviene añadirle nuestra edad y sexo, ya que a medida que envejecemos nuestro cuerpo sufre cambios que relajan los requisitos de algunos indicadores.
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