Los profesionales de la medicina suelen tener jornadas estresantes y pueden caer con facilidad en lo que se conoce como síndrome de burnout, que vendría a traducirse como estar quemados. Este estado de agobio y profunda insatisfacción se traduce en menores niveles de atención, mayores errores en el trato al paciente o en el diagnóstico, e incluso menores niveles de empatía y peores relaciones con aquellos a quienes asisten.
Entre los intentos de encontrar técnicas eficaces para combatir este estado semi-depresivo, los psicólogos están obteniendo buenos resultados en la aplicación del concepto de mindfulness. Consiste en trabajar para que la mente no sólo deje de estar pendiente del pasado o del futuro y se centre en lo que le ocupe en un momento dado, sino también en que lo haga sin juicios de ningún tipo. Se trata de que el individuo aprenda a centrarse en el momento y lo acepte tal y cómo es. El concepto, proveniente de la meditación budista comenzó a tomar fuerza en los años ’80 en la escuela de medicina de la Universidad de Massachussetts.
Los resultados están siendo bastante positivos. Incluso aquellos profesionales sanitarios que recibieron cursos abreviados de mindfulness de tan sólo cuatro horas, mostraron mejoras al compararse sus niveles de agotamiento emocional, estrés y ansiedad, y mostraron un tipo de interacción más centrado en el paciente, más atento a establecer una relación que permita obtener todos los detalles necesarios para atenderlo de la mejor forma posible. Queda por resolver la mejor forma de proveer este tipo de entrenamiento a profesionales de por sí con una agenda complicada y qué elementos pueden ser más eficaces. Sin embargo, los avances son prometedores.
Vía | Well blog
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