No nos engañemos: retirarse supone un cambio vital importante, tanto para uno mismo como para los que le rodean; y, por tanto, no es fácil y nos genera angustia. Tal es así que la jubilación puntúa por encima de la muerte de un buen amigo, un embarazo o un reajuste financiero en la escala de Holmes y Rahe, uno de los estándares para medir el estrés.
El estrés es una reacción natural de nuestro cuerpo ante una posible amenaza. La mejor forma de enfrentarse a una amenaza es concretarla para, de este modo, ser capaces de resolver los posibles problemas que plantea. En este sentido, la jubilación nos presenta desafíos en dos campos: el financiero y el personal. Si hemos logrado asegurar la continuidad de nuestros ingresos recurriendo a varios métodos o con una buena jubilación, tendremos mucho ganado.
En lo personal, tres son las claves más importantes:
- Elegir nuevas actividades: La vida laboral y los compañeros de trabajo han vertebrado nuestra rutina diaria a lo largo de toda una vida. Un desafío esencial es no caer en la inactividad súbita. Planificar de antemano actividades con las que reemplazar el trabajo y, sobre todo, nuevos o viejos amigos que empezar a frecuentar son las herramientas para lograrlo.
- Mantener la cabeza ocupada: Es el momento de poner en marcha ideas dejadas de lado por falta de tiempo y de centrarnos en nuestra vida personal. La experiencia acumulada a lo largo de toda una vida tiene ahora una oportunidad de expresarse y adquirir sentido. La mente agradecerá nuevas actividades, aunque puedan costar al principio y, como recompensa, nos hará sentir mejor y encontrarle un nuevo sentido a nuestras vidas.
- Cuidar la salud y el estado de ánimo: El estrés de la nueva situación puede incrementar el riesgo de infarto y otras enfermedades. Por ello, es importante iniciar una rutina de ejercicio ajustada a nuestra condición física. El ejercicio regular nos traerá más energía y fortalecerá a medio y largo plazo.
Pero tan importante como el cuerpo, son las emociones. No podemos caer en la melancolía. Es importante pensar en cómo darle sentido a nuestra situación, reforzar nuestras relaciones con nuestra pareja, familia y amigos y ser optimistas para encarar los nuevos planes.
La jubilación es el principio de una nueva gran etapa de nuestras vidas. Anticipar los cambios y cómo nos van a afectar emocional y físicamente es esencial para disfrutar años que pueden ser de libertad y un gran desarrollo personal.
Vía | El Faro de Vigo
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