La creciente dependencia de la Red para prácticamente cualquier actividad en la vida laboral también ha conllevado la necesidad de incrementar la seguridad y la tranquilidad respecto a esta. Es por ello que los ciberseguros es uno de los campos emergentes más amplios en este momento. Este tipo de productos se centran en la prevención de las consecuencias de una fuga de datos. Más aún teniendo en cuenta la severidad de las leyes de protección de ficheros personales.
La popularidad de estos productos está creciendo a la par que se constata el impacto del cibercrimen en la economía mundial. Según el fabricante de software de seguridad McAffee, el cibercrimen le cuesta a la economía mundial el equivalente a 325.000 millones de euros. Una de las causas es que cada vez más negocios reciben y gestionan datos personales, lo que, a la vez de las oportunidades, conlleva la necesidad de adoptar medidas extraordinarias para protegerlos. El tamaño de la compañía puede ser un indicador engañoso, ya que los expertos estiman que tienen más riesgo de ser hackeadas aquellas empresas que gestionan menos de 10.000 ficheros de datos personales que las grandes multinacionales. A fin de cuentas, las segundas suelen disponer de varios equipos de seguridad informática.
En concreto, este tipo de pólizas suelen cubrir los costes de la investigación posterior a la pérdida de los datos, avisar a los clientes afectados, gestionar la reputación de la compañía y mitigar el impacto de la crisis de imagen posterior a la pérdida y compensaciones por el negocio perdido durante la gestión de la emergencia informática. En un mundo cada vez más interconectado y cibernético, conviene pensar en los mismos términos que en la vida real: más vale prevenir.
Vía | CNBC
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