null ¿Qué debe cambiar para finalizar nuestra jornada a las 6 de la tarde?

¿Qué debe cambiar para finalizar nuestra jornada a las 6 de la tarde?

A pesar de que hace apenas dos semanas que Fátima Báñez anunciaba su intención de buscar consenso para implantar la jornada laboral hasta las seis de la tarde, la noticia sigue estando en boca de todos, bien sean partidarios, bien detractores.

Si hay algo que está claro es que nunca hay una medida implantada ni decisión tomada a gusto ni a la medida de todos. Salir a las 18:00 horas suena cuanto menos alentador, más cuando vivimos en una sociedad donde compaginar vida personal y laboral es harto complicado. Ganar una hora más para nuestro tiempo parece que es poco, sin embargo se traduce en mucho. Es pasar sesenta minutos más disfrutando de nuestros hijos, tomando una cerveza con los amigos, visitando a nuestros padres, practicando deporte o, simplemente, descansando.

Por otro lado, sería dar un paso más para asemejarnos a gran parte de nuestros colegas europeos, donde el trabajo acaba a las 18 horas en el caso de Italia, a las 17 horas en Francia o Reino Unido e incluso a las 16:30 horas en Alemania, por ejemplo. España es un país que, en comparación con sus vecinos, se acuesta tarde, madruga poco y, para más inri, pasa más horas en el trabajo que los alemanes, franceses o ingleses, ya que dilata mucho su jornada al tener más tiempo para comer y, por tanto, un horario de salida más tardío, que suele oscilar entre las 19:00 y las 20:00 horas, si no más.

¿Salir antes para rendir más?

Esto nos lleva a pensar si realmente nuestro horario laboral resulta productivo o no. Ya no solo para beneficio de la empresa, sino para la sociedad en su conjunto. España no ha destacado nunca por su alta productividad laboral. Trabajar más no es sinónimo de productividad. Es más, cuántas veces hemos oído en boca de muchos compañeros cuánto les cunde la jornada de verano o de los viernes saliendo a las 15.00 horas, ya que han puesto todo de su parte para hacer el mismo trabajo que a diario pero en un espacio temporal más reducido. Son muchos los expertos que afirman que resulta más beneficioso, tanto para la empresa como para el empleado, el tener una jornada más corta pero donde el nivel de rendimiento sea mayor.

Este hecho también puede redundar en nuestra economía si, por ejemplo, tenemos que contratar a alguien que recoja a nuestros hijos a su salida del colegio o de sus actividades extraescolares porque nosotros no hemos salido aún. Para no ir con la soga al cuello delegamos esta acción en otra persona a la que pagamos (en los casos en los que no dispongamos de la socorrida y cada vez más extendida ayuda de los abuelos o familiares), lo que impacta en nuestro bolsillo y, a su vez, multiplica nuestros niveles de estrés al no poder realizar la conciliación deseada y fomenta nuestra culpabilidad por no poder dedicar todo el tiempo y atención que nos gustaría a los nuestros.

La jornada hasta las 6, un reto en el sector servicios

Sin embargo, no debemos olvidar que hay sectores que sería muy complejo, por no decir imposible, implantar a este horario. Un 80% de las empresas en España se dedican a los sectores de la hostelería, el turismo, el comercio y la atención telefónica, empleos cuyo horario se prolonga por lo general mucho más allá de la hora límite que quiere implantar Báñez, ya que por naturaleza son trabajos que tienen que cumplir horarios que en muchas ocasiones cubren las 24 horas del día divididas en 3 ó 4 turnos. Sin embargo, sí podrían adoptar la medida disfrutando de una jornada de trabajo más reducida en sus turnos para contribuir al fomento de la productividad, e ir eliminando el presentismo injustificado o las horas innecesarias para comer.

Lo que está claro es que los extremos nunca son buenos y hay que caminar hacia medidas que ayuden a compatibilizar vida profesional y personal desde la máxima flexibilidad que permita cada caso.

Es una obviedad que si se termina implantando esta medida, el Gobierno va a tener que realizar un gran esfuerzo y también contar con el apoyo de los diferentes actores sociales –empresarios, sindicatos, medios de comunicación, empleados de todos los sectores…- , para adaptarnos a un nuevo horario y estilo de vida.

La falta de flexibilidad, la cultura del presentismo y un huso horario que geográficamente no corresponde han modificado las costumbres de los españoles y han elevado el problema a algo más que una mera cuestión legislativa. No tiene sentido implantar una jornada hasta las 18.00 si seguimos teniendo un primer time televisivo a partir de las 22:15 horas o dos horas para comer.

Y tú, ¿cómo logras conciliar vida personal y trabajo en tu día a día? ¿Crees que con este tipo de legislación es suficiente o son necesarios más cambios sociales? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!

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