Una vez hemos visto cómo funciona y qué ventajas y desventajas presenta Bitcoin, ¿qué cabe esperar de esta criptomoneda en el futuro? ¿Es un adelanto del futuro de nuestra relación con el dinero?
Por un lado, la prueba del algodón de toda moneda es que los comerciantes la adopten y su valor se traduzca en transacciones con el mundo real. En este sentido existe un gran inconveniente: la volatilidad. Los analistas han contemplado la posibilidad de que en algún momento se produzca una caída súbita del valor de bitcoin, escenario que han denominado crack, que se traduciría en una afluencia masiva de tenedores de esta moneda al mundo real. Es decir, en lugar de convertir su dinero en moneda con valor en el mundo real, buscarán refugio en la adquisición de bienes adquiribles con esta moneda. El resultado convierte a los comerciantes en las víctimas finales la especulación en bitcoin. A esto se le suman problemas de seguridad informática que pueden tener solución a medio plazo.
Pero, como todo problema, se ha desarrollado una solución. El remedio consiste en mantener los precios en una moneda corriente y realizar la conversión en el último momento. Sin embargo, ante este riesgo, que no comparten todas las criptomonedas, cabe preguntarse si realmente merece la pena, más allá del impuso promocional que supone asociarse a esta moneda en estos días.
Aunque Bitcoin no puede considerarse una moneda lo suficientemente segura como para extender su uso al conjunto de la sociedad, sí encierra una promesa y es un adelanto de las ventajas que pueden traer la criptomonedas en el futuro: anonimato y trazabilidad. Dos propiedades que pueden contribuir a la lucha contra el blanqueo de dinero y el crimen organizado, que no entienden de moneda, sean dólares, euros o bitcoins. Tal vez por ello quedan creyentes en esta criptomoneda en los mercados financieros. Second Market, entidad organizada para trading privado al margen de Wall Street, ha anunciado planes para iniciar operaciones en bitcoin.
Tal vez la conclusión más equilibrada sea la de Goldman Sacks, que apunta en uno de sus informes que, a pesar de lo poco probable que es que bitcoin se imponga como moneda, sí alberga elementos interesantes que hacen cuestión de tiempo que reguladores y entidades financieras terminen adoptando una criptomoneda en el futuro.
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