Benidorm, ciudad conocida por muchos y visitada seguramente por casi todos, no deja indiferente a nadie. Ya sea por sus impresionantes edificios que consiguen rascar el cielo, sus largas y abarrotadas playas o su amplia oferta en ocio, hacen de esta localidad un cóctel perfecto para que sea el destino preferido de muchos europeos, que le guardan fidelidad cada año. Benidorm puede presumir de haber conseguido la fórmula turística del éxito que, lejos de agotarse, consigue aumentar su población cada verano en más de 400.000 habitantes, con tan sólo 70.000 censados.
Cuenta con un microclima que asegura los más de 360 días de sol resultado de una configuración casi única gracias a las barreras naturales del Norte – el Puig Campana con 1.400 metros y la sierra de Aitana, detrás, con casi 1.800 metros-, del Este –Sierra Bernia y Altea-, del Oeste –las elevaciones montañosas entre Alicante y Villajoyosa- y una orientación ideal de sus playas hacia el Sur. Ello permite realizar multitud de actividades en cualquier estación del año.
Sin embargo, Benidorm es mucho más de aquello que se lee, escucha o se cuenta en los medios. A riesgo de parecer una contradicción, puede ser el enclave perfecto para desconectar, descansar y disfrutar de playas casi vírgenes y una flora autóctona alejada del bullicio y la masificación que sufre cada verano. Uno de sus grandes atractivos ocultos es el abanico de posibilidades que ofrece para la práctica del senderismo.
Descubriendo el Puig Campana y alrededores
La ascensión al Puig Campana es una de las rutas místicas de senderismo de la Comunidad Valenciana. La ruta comienza a 350 metros de altura y se asciende hasta los 1.408 metros.
Existen opciones de subida con diferentes niveles de intensidad: haciendo el kilómetro vertical, para los más arriesgados y expertos, o subir para la parte norte, una ruta menos complicada.
El Puig Campana cuenta con aproximadamente 16 kilómetros de subida y con un desnivel de 1.100 metros, llegando a la cima en poco más de 5 horas de ruta a pie. Sólo por ver las impresionantes vistas de toda la Marina Baixa merece la pena el esfuerzo.
Para un itinerario más asequible está la opción de Serra Gelada (Sierra Helada). Es una ruta de casi 12 kilómetros de distancia y 825 metros de desnivel; es fácil completarla en poco más de 4 horas. Su flanco sureste enfocado al mar ofrece impresionantes acantilados y vistas de infarto donde es posible, según la época del año, observar delfines. El conjunto de la sierra está protegido como parque natural y alberga una interesante duna fósil y dos microreservas de flora.
3 incentivos extra para visitar Benidorm
- Playas y calas vírgenes: Existen espacios tranquilos e íntimos alejados del bullicio. La Cala del Tío Ximo, ubicada en la ladera del Parque Natural de Sierra Helada, es de arena blanca y roca, y es muy común encontrar submarinistas que exploran la zona. La Almadraba, situada al lado de la anterior, es otra cala natural y escondida con mucho encanto donde los amaneceres dejan a muchos boquiabiertos.
- Buceo en la Isla de Benidorm: Es uno de los puntos de buceo más solicitados del Mediterráneo español gracias a su riqueza y diversidad de fondo marino. Además, existen inmersiones para todos los niveles.
- Gastronomía, un arroz en la playa: Visitar Benidorm y no comer un arroz a banda o de marisco es un pecado. Alejados del caótico centro urbano, podemos disfrutar de infinidad de restaurantes con una calidad suprema en sus arroces. Desde un arroz dentro de la playa –una buena opción es ‘Modesto’- hasta una sobremesa relajada acompañada con el sonido de los pájaros en lugares como ‘El Niño’.
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