Con la llegada de los 40, el metabolismo comienza a ralentizarse. Esto significa que tanto hombres como mujeres necesitarán ingerir en torno a unas 200 calorías menos, ya que sus cuerpos consumen ahora menos energía. Aunque esto signifique moderar su ingesta de alimentos en general, también es importante consumir aquellos que se ajustan a nuestras nuevas necesidades. A partir de esta edad, los riesgos de enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer aumentan, siendo nuestra dieta un elemento esencial para combatirlos y, como siempre, sentirnos bien.
En primer lugar, si tenemos sobrepeso, perder algunos kilos debería convertirse en nuestra prioridad a fin de aliviar la presión sobre nuestro sistema cardiovascular. Esto se traduce en reducir nuestra ingesta de carne e ir reemplazándola tanto con pescado como con otras carnes menos grasas, como el pollo. Aunque todavía no necesitemos reducir considerablemente la cantidad de alimentos que consumimos, sí conviene centrarnos en cómo añadir a nuestra dieta algunos alimentos clave que pueden ayudar a nuestra salud. Veamos algunos de ellos:
· Almendras: En general, contribuyen a mejorar la salud cardiovascular y son fáciles de llevar a todas partes e ingerir. Si reemplazamos parte de nuestras grasas habituales con almendras, varios estudios han observado un incremento de colesterol bueno en detrimento del malo.
· Pescado azul: Orientar nuestra dieta hacia el pescado azul contribuye a reducir el riesgo de infarto debido a los aceites beneficiosos que contiene. Tomar cuatro raciones a la semana (o un mínimo de dos) conlleva los mayores beneficios para la salud.
· Tomate: Es una buena fuente de antioxidantes, contribuyendo a la prevención de la arterioesclerosis. También se le atribuye un papel en la prevención de algunos cánceres. Contiene además buenas cantidades de viaminas A, C y K. Por ejemplo, un sólo tomate fresco nos aporta el 40 por ciento de la cantidad diaria recomendada de vitamina C.
· Leche entera: Aunque pueda parecer un alimento poco recomendable debido a la grasa, su alto contenido en calcio contribuye a prevenir la osteoporosis en mujeres y mejora la salud de los huesos en general. Precisamente, su contenido graso contribuye a aumentar la sensación de saciedad y nos lleva a comer menos. Se da también un efecto paradójico en el que varios estudios encontraron que aquellas personas que consumían productos lácteos integrales mostraban niveles menores de grasa corporal. Podemos tomarnos un vaso por las mañanas o incluirla en un plato de cereales al desayuno.
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