El primer paso para mejorar nuestra situación financiera es saber de qué estamos hablando. Es decir, necesitamos conocer al detalle los gastos e ingresos que tiene nuestra familia a fin de comprender su funcionamiento y poder optimizarlo. Para ello, el presupuesto familiar se convierte en una herramienta tan esencial como sencilla. La regla principal es que cuanto más detallado sea el presupuesto, más útil nos resultará mes a mes. En primer lugar consiste en listar nuestros gastos e ingresos:
- Ingresos: Las entradas de dinero no se limitan a los salarios, sino que incluyen también pensiones, pagas, dividendos, propinas… Cualquier ingreso que podamos contabilizar debe aparecer aquí.
- Gastos: Debemos listar no sólo los grandes gastos regulares (alquileres, compras de alimentos, gastos del coche…), sino también los pequeños imprevistos. Es importante incluir los gastos de todos los miembros de la familia, a fin de que todos puedan colaborar. Si no tenemos una cantidad concreta, lo mejor es estimarla un poco al alza. Conviene que los gastos no superen el 90% de los ingresos para ir teniendo una reserva capaz de crecer mes a mes.
Una vez tenemos ante nosotros una panorámica de la situación, llega el momento de clasificar los gastos en fijos imprescindibles, necesarios o prescindibles y establecer prioridades y fijarnos metas sobre cuáles queremos reducir o eliminar directamente. A partir de aquí, es importante ir ajustando el presupuesto a la realidad y revisarlo cada mes. Pero, ante todo tener la tranquilidad que estamos ajustando nuestros gastos a nuestros ingresos, incluyendo el objetivo de ahorrar al menos un 10%. Esto nos dará una gran seguridad y nos permitirá estar mucho más alerta a la hora de hacer inversiones o compras necesarias
Vía | Consumer
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