La amplitud y riqueza de nuestras tradiciones cuenta entre sus máximos exponentes con el Año Santo y el Camino de Santiago. A pesar de tratarse de dos eventos mundialmente conocidos, no siempre se tienen claros sus motivos y su interesante origen. Además, siendo Año Jacobeo este 2021 y el próximo 2022, embarcarse en la aventura de hacer el Camino puede ser una buena idea tras los largos meses en los que la pandemia no ha permitido disfrutar de sus posibilidades como antes de su estallido. En las próximas páginas, trataremos de mostrar aquellos aspectos más destacados de la tradición jacobea.
El Año Santo Compostelano es aquel en el que la festividad de Santiago (el término “jacobeo” hace referencia al Apóstol), el 25 de julio, se da en domingo, como sucede en 2021. Además, debido a la pandemia y respondiendo a la solicitud de distintas entidades, el Vaticano decidió que en esta ocasión se prorrogue también a 2022.
Se trata del año en el que los fieles cristianos pueden lograr el perdón de los pecados cumpliendo una serie de premisas que incluyen la visita a la Catedral de Santiago, que mantiene abierta su Puerta Santa durante todo el año para el acceso de los peregrinos. Sus orígenes se remontan al siglo XV, quizá al año 1428 o 1434. Curiosamente, en contra de la creencia más extendida, realizar el Camino no es una de las exigencias para ese perdón, aunque este puede ser el momento ideal para vivir la experiencia.
El Camino de Santiago
El Camino tiene un origen más antiguo que el Año Santo. En torno al 820 se des-cubrió la tumba de Santiago el Mayor, que el rey Alfonso II, conocido como primer peregrino, ayudó a fomentar como destino de peregrinación mediante la creación del lugar santo para venerar sus restos.
El Camino de Santiago tiene muchas características que lo diferencian de otras rutas, pero si hay un aspecto que resulte especialmente interesante destacar es la hospitalidad. Desde la Edad Media se ha venido impulsando la atención al peregrino a través de los hospitales de la época, y hoy mantienen su espíritu los 70 albergues de la red pública que, además de ofrecer asilo a unas 3.000 personas, priorizan el alojamiento a los peregrinos con limitaciones físicas y los que realizan el Camino a pie.
En lo que respecta al recorrido a realizar, existe una amplia variedad de opciones, tanto nacionales como internacionales, en función del punto de partida y del tra-yecto realizado. Por este motivo, resulta imposible unificar, más allá de la espiritua-lidad y las sensaciones de la ruta, la descripción de lo que el peregrino puede encontrar en cuanto a paisaje, gastronomía o patrimonio cultural. Por este motivo, daremos unas pinceladas de lo que el caminante puede ver si decide transitar uno de los espacios naturales más impresionantes del norte de la península, quizás menos conocido que otros, que es lugar de paso de la vertiente francesa del Ca-mino: la comarca de Los Ancares.
Tres consejos para hacer el Camino
- Dejando de lado la obvia necesidad de contar con una preparación física acorde a qué ruta abordemos y por qué medios, resulta indispensable elaborar un calendario con los días de que disponemos para hacer el camino, es decir, el número de etapas que podremos programar para así planificar nuestro recorrido en función de la ruta que escojamos y de nuestras posibilidades físicas, medio de transporte en su caso, etc.
- Los albergues de la red pública acogen peregrinos, además de por el orden de prioridad ya comentado, por orden de llegada. Sus puertas se abren de 13 a 22 horas y la estancia máxima es de una noche, con un coste de 8 euros por persona, debiendo abandonarse antes de las 8 horas del día siguiente.
- Para acceder a estos albergues es imprescindible contar con una credencial, acreditación que se sella cada día a lo largo de la ruta y con la que solicitar la Compostela (documento que certifica haber hecho el Camino) al llegar al final del viaje si se han recorrido 100 o 200 kilómetros, en función de si hemos ido a pie o a caballo, o bien en bicicleta. Para recibir la credencial es necesario contactar con la correspondiente asociación de Amigos del camino de Santiago. El directorio puede consultarse en caminosantiago.org.
Los Ancares, la naturaleza en estado puro
Situado en la provincia de Lugo, el territorio de Los Ancares se articula en torno a una zona montañosa que re-presenta una frontera natural entre Galicia y León, tomando también parte de Asturias. En lo que respecta al Camino de Santiago, ya el Rey Alfonso II atravesó estos montes para llegar a la tumba del Apóstol en lo que se ha dado a conocer como Camino Primitivo, si bien es el Camino Francés el que se adentra en algunas de las localidades de esta región.
Esta propuesta, que abarca un total de 16 kilómetros, cuenta con dificultad, aunque permite realizar la ruta tanto a pie como a caballo o en bicicleta partiendo del municipio de Pedrafita do Cebreiro y finalizando en Fonfría. Puede desarrollarse, si es caminando, en tres etapas de alrededor de tres horas cada una, con el objetivo de poder visitar las localidades, alojarse en sus hostales y albergues de peregrinos y disfrutar de todo lo que ofrecen: naturaleza en estado puro, incluyendo la fauna de la zona, una estupenda gastronomía y su patrimonio cultural. Resulta interesante ver de cerca los hórreos y pallozas, edificaciones tradicionales de origen celta, y disfrutar de los miradores que ofrece esta ruta.
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